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236 ALEJANDRO VILLALMONTE hecho del enorme influjo que la enseñanza de Agustín ha tenido en el occidente cristiano hasta nuestros días. Incluso en la cultura civil occiden­ tal surgida al impulso del cristianismo. Durante siglos, y por algún tiempo todavía, las multitudes cristianas —acompañadas por sus teólogos y pasto­ res—, se proclaman a sí mismas como «los desterrados hijos de Eva», que marchan «gimiendo y llorando en este valle de lágrimas», por mor de aquel fatídico pecado cometido por nuestros primeros padres al comienzo de la historia. 1. Delimitación de nuestro tema Claro es que no interesa estudiar aquí todo el tema del «pecado origi­ nal», con la amplia y dificultosa complicidad conceptual y argumentativa con que lo propone san Agustín l. Nos ceñimos a reflexionar sobre este aspecto concreto: hasta qué punto la teoría del pecado original constituye, en manos de san Agustín, la explicación al hecho de la presencia del mal en la historia humana. Porque, por una parte, el problema del mal es abordado por Agustín desde perspectivas que no se identifican con la más netamente teológica implicada en el tema del pecado original2. Por otra parte, la propia teoría del pecado original recibe cometidos que no son, directamente al menos, los de solucionar el problema del mal. Menciono estos diversos cometidos o funciones porque, si bien ahora no van a ser objeto de reflexión explícita y temática, pero interesa no perderlos de vista como contexto y horizonte mental dentro del cual se enmarca aquella función que va a ser objeto directo de nuestro trabajo. 1. La literatura sobre el pecado original en san Agustín es abundantísima. Mencionamos algunos de los escritos más recientes y significativos. J. GROSS, Entstehungsgeschichte des Erbsündendogmas. Bd. I: Von Bibel bis Augustinus , München 1960, 259-384; A. SAGE, Le péché originel dans la pensée de saint Augustin de 412 ä 430 , en RevÉtAgustin. 15 (1969) 75-112; G. BONNER, Les origines africaines de la doctrine augustinienne sur la chute et le péché originel , en Augustinus 12 (1967) 97-116; W. SIMONIS, Heilsnotwendigkeit der Kirche und Erbsünde bei Augustinus , en TheolGlaube 43 (1968) 481-501; J. MORÁN F e rn á n d e z , Presu­ puestos filosóficos del pecado original en san Agustín , en EstudAgust 4 (1969) 117-130; P. F. BEATRICE, Traduxpecati alie fon ti della doctrina dottrina agostiniana del peccato originale , Milano 1978; A. TURRADO, Antropología de san Agustín en la polémica antipelagiana. Su lectu­ ra después del concilio Vaticano II, en Obras completas de san Agustín , Madrid 1984 (BAC, tomo 35) 3-162; A. VILLALMONTE, El pecado original en la polémica Agustín-]uliano de Eclana, en La Ciudad de Dios 200 (1987) 365-409; P. RlGBY, Original Sin in Augustinus Confessions , Ottawa 1987. 2. Sobre el problema general del mal en san Agustín ver dos obras recientes: H. HA RING, Die Macht des Bösen. Das Erbe Augustins , Zürich 1979. Sobre el pecado original espec. 181-265. G. R. E v a n s, Augustine on Evil, Cambridge 1982. También, como es obvio, con peculiar atención a la teoría del pecado original.

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