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EL PROBLEMA DEL MAL Y EL PECADO ORIGINAL EN SAN AGUSTIN 253 b) Persistencia de la mentalidad tribal La afirmación «Dios castiga en los hijos los pecados de los padres» no puede proponerse sino es bajo la presencia e influencia de lo que se llama mentalidad tribal. Que este sea el caso de Agustín en toda la discusión sobre el pecado original a penas será necesario subrayarlo36. Más aún, su floreciente teología de Adán no fue posible sin una ontologización y densi ficación casi-metafísica de lo que en sus inicios fue una expresión popular, mítico-simbólica de determinadas vivencias culturales y sociales. Según esta mentalidad se ve como obvio, connatural, que los hijos paguen por el pecado de los padres; o bien que reciban premio por su buen comporta miento. Ya que, como la bellota es germen de una encina, el patriarca es el germen biológico, moral y hasta óntico de la tribu. Esta mentalidad tribal colectivista está presente en el estado primero de todas las culturas, incluso las que llegaron a gran desarrollo, como la de Grecia y Roma37. La presencia de esta mentalidad en los hombres que escribieron los libros del Antiguo Testamento es por demás patente y reco nocida38. De todas formas Agustín estaba bien apoyado a tergo por esta forma de pensar mítico-simbólica. En Rm 5, 12-21 y en 1 Co 15, 22, 45-49, encontró texto y pretexto para una ontologización de la figura del primer patriarca de la tribu humana, cayendo en el peligro de que el símbolo bíblico de Adán reventase por exceso de carga, según frase de P. Ricoeur. Una vez que el progreso de la cultura en el campo del derecho, de la moral y de la religión ha superado aquella ancestral mentalidad de clan, la afirmación agustiniana de que la pluriforme miseria que sufren los hijos de Adán sea castigo por el pecado del padre carece de sentido. Resulta de interés el advertir que el contrincante de Agustín en la polémica sobre el pecado original, el obispo Juliano de Eclana, parece menos afectado por esta mentalidad tribal. Cierto, sigue una interpretación histórica del relato de Gn 2-3 sobre Adán y su estatuto paradisíaco. Pero, su mentalidad aris- totélica-estoica, más realista, empírica y sobria no le toleran las elevaciones 36. Trata explícitamente el tema, y con referencia a la enseñanza agustiniana sobre el pecado original, A. TURRADO, Antropología de san Agustín en la polémica antipelagiana. Su lectura del Vaticano II , en Obras Completas de san Agustín , BAC, Vol. XXXV, 3-162, Madrid 1984. 37. P uede verse R. T h ÉRY, La responsabilité colective: Étude juridique , en P. G uilluy (dir.), La culpabilité fondamentale. Pécbé originel et antbropologie moderne. Édude interdisci plin ary G em bloux 1975, 130-152. 38. Con motivo de las discusiones modernas sobre el pecado original volvió a ser estu diado el tema, bajo la fórmula de reciente acuñación de la «personalidad corporativa». Ver A. VlLLALMONTE, El pecado original. Veinticinco años de controversia, 1950-1975, Salamanca 1978, 111-127, 249-291, con la literatura correspondiente.
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