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EL PROBLEMA DEL MAL Y EL PECADO ORIGINAL EN SAN AGUSTIN 247 — Agustín cae en la herejía traducionista, al afirmar que existe un pecado que se hereda y que se trasmite por generación25. — Es inadmisible que el hombre, noble imagen de Dios , sea castigado, por culpa ajena, a incurrir en un «pecado natural»; puesto bajo la esclavi­ tud del demonio, sin intervención de su voluntad personal26. Las objeciones de Juliano venían envueltas en ampulosidad, reiteracio­ nes y desorden propios de los discursos retóricos de la época. Similares características presenta la respuesta de Agustín. Damos en esquema la valo­ ración que Agustín hace de tales objeciones. — Se reafirma el obispo de Hipona en la interpretación literal rigurosa del dicho veterotestamentario, «Dios castiga en los hijos los pecados de los padres». Y no es sólo el dicho, son los hechos: el exterminio, decretado por Dios, de los cananeos, incluso de los niños. O bien de los niños he­ breos no circuncindados. Señal de que estaban en pecado. Y ¿qué otro pecado sino el cometido en Adán?27. Respecto a Ez 18, 1-30 en que se dice que Dios no castiga los pecados de los padres en los hijos, es un preanuncio de lo que sucederá en el Nuevo Testamento, en que la regeneración rompe esas ataduras entre padres e hijos28. — El concepto que Agustín tiene de la «Justicia de Dios» es diferente del que utiliza Juliano. Este no piensa en la gratuidad y libertad absoluta con que Dios concede sus dones o los deniega. Recuerda los textos pauli­ nos sobre la profundidad abismal de los caminos que sigue Dios en admi­ nistrar su justicia (Rm 9, 11, 33-36). A esta insondable misteriosidad de la justicia divina se debe el que Dios prohíba tajantemente que un juez doctrinas suyas las bárbaras doctrinas (= probata barbaries!) que tu enseñas» (Ibid., II, 46). Cf. Ibid ., III, 12-27; V, 63. 25. La acusación ocurre a cada paso: Ibid ., I, 6, 76; II, 14, 102, 236; III, 7, 10, v, 2. El tema de las conexiones «traducianistas» y «encratitas» es tratado expresamente por P. F. BEATRICE, o . c.y en nota 1: «Tradux peccati». Alie fon ti della doctrina agostiniana... 26. Sólo por sus pecados personales puede ser castigada la imagen de Dios, insiste Julia­ no: Ibid. , III, 44, 45, 48; VI, 36; III, 124; V, 56. 27. Acude Agustín a Lev 12, 8 y, sobre todo, a Gn 17, 14: O. c., I, 4. II, 73, 119, 125, 151, 161, 201, 219. 28. En el primer pacto «los pecados de los padres son castigados en los hijos; en el segundo... no se dice ya: los padres comieron el agraz y los hijos padecen la dentera , porque cada uno morirá por su pecado, no por el de su padre... Siempre existirá oposición entre estas dos sentencias; a no ser cada una se la refiera a cada uno de los Testamentos, como lo demuestra con toda evidencia el profeta Jeremías» {Ibid. , III, 84). Es extraño que no se cite en la discusión Jn 9, 2s, donde Jesús parece rechazar el atavismo de la culpa y la correspon­ dencia sufrimiento-pecado.

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