PS_NyG_1991v038n001p0191_0195

192 JOSE LUIS PRIETO SANTOS permanente. La relación del pensamiento con dicha «presencia» adquirirá la forma de la representación. Esta forma conlleva un modo de entender la verdad en cuanto adecuación. Este proceso encuentra su culminación en la metafísica de la subjetividad, propia de la edad moderna, que redu­ ciendo la verdad a certeza, termina por considerar sólo aquello que sirva para su dominación. Esta metafísica de la subjetividad tiene, a su vez, la culminación en el pensamiento de Nietzsche y su comprensión del ser del ente como voluntad de poder. Heidegger establece al comienzo de su obra dedicada a Nietzsche una relación esencial entre la «voluntad de poder» y el «eterno retorno». Am­ bas tesis son tomadas por él como metafísicas, pues tratarían de pensar el ente en su totalidad, como expresión del dominio absoluto sobre dicho ente. Para Heidegger, el término voluntad de poder enuncia lo que es el ente como tal, es decir, lo que es en cuanto a su constitución (Verfassung). Mientras que el eterno retorno de lo mismo, enuncia cómo es, en su totali- da, el ente de una tal constitución. La quiddidad (lo que es) codetermina el quomodo (cómo es) del ser de todo ente2. Ambos términos, son para Heidegger la respuesta a la tradicional cues­ tión ontològica que se pregunta por el ser del ente y nunca por el ser. Si la voluntad de poder expresa la constitución del todo de entes, una vez que se ha puesto de manifiesto su relación de dominio; el eterno retor­ no, enunciado por Nietzsche, no supone para Heidegger, en modo alguno, un intento de superación de dicho modo de pensar, sino más bien, su constatación. El eterno retorno no supera el «espíritu de vengaza», es decir, el modo metafísico-tradicional de habérselas con el tiempo, sino que tal y cómo Heidegger se cuestiona: «esconde aún la aversión contra el mero pasar y, por tanto, un espíritu de venganza supremamente espiritualizado. (...) Así hay que decirlo para llamar la atención de cómo y hasta qué punto el pensamiento de Nietzsche se mueve en el espíritu de la reflexión tal como ha sido determinado hasta ahora. (...) En todo caso, el pensamiento, tal como ha sido hasta ahora, es metafisico, y el pensamiento de Nietzsche representa probablemente su cumplimiento»3. Más explícitamente encontramos esta afirmación de Heidegger en todo su sentido, en su escrito titulado: «Überwindung der Metaphysik». Allí nos dice Heidegger: «Con la metafísica de Nietzsche la filosofía llega a su 2. Vid. M. HEIDEGGER, Nietzsche. Günther Neske. Pfullingen 1961. Bd. I, p. 464. 3. M. HEIDEGGER, «W er ist Nietzsches Zarathustra?» en Vortäge und Aufsätze. Günther Neske. Pfullingen 1954, pp. 117-118.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz