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156 ANTONIO PINTOR RAMOS Ortega seguía con atención el Jahrbuch fenomenológico y allí se publicó en 1927 la gran obra de Heidegger que, por lo demás, se convierte en centro de discusión en toda la filosofía alemana relegando a un segundo plano a los demás filósofos, sobre todo cuando Scheler muere inesperadamente a los pocos meses. En un artículo publicado en la temprana fecha de febrero de 1928 en la Revista de Occidente Ortega añade al final una nota en la que se refiere al libro de Heidegger en el contexto de la temporalidad histórica y también de la muerte, temas que luego se harán reiterativos: «Sobre esto, finas verdades y finos errores en el estudio reciente de Heidegger: Sein und Zeit, 1927»6. A lo largo del escrito, por lo demás, no hay indicios de influencia alguna de Heidegger, pues, aunque alguien sospecharía lo contrario basán­ dose en el recurso a la verdad como «descubrimiento» —«la Historia no es manipulación, sino descubrimiento de realidades, alétheia»1— , ese índice aislado no prueba nada ya que era de utilización frecuente8. Con estos presupuestos, no es extraño que a partir de las famosas lec­ ciones ¿Qué es filosofía?, pronunciadas en los primeros meses de 1929, la presencia de Heidegger sea frecuente en los libros de Ortega y su nombre se haya naturalizado definitivamente como una referencia clásica consolida­ da. Por tanto, es lógico que se prestase atención a las nuevas publicaciones del filósofo y, de este modo, no es extraño que en el propio 1929, cuando Ortega escribe un anejo al antes citado folleto Kant, con el claro propósito de rectificar en sentido «metafísico» la obsoleta interpretación de 1924, se cuide de mencionar a sus lectores que Heidegger ha anunciado un libro con el título Kant y el problema de la metafísica 9; sabido es que el escrito de Ortega está básicamente inspirado en N. Hartmann y no concuerda mucho con el polémico libro de Heidegger. La posición de Zubiri en este contexto es algo distinta, aunque sospe­ cho que la primera noticia del gran libro de Heidegger debió llegarle por los mismos caminos. Zubiri había escrito su tesis en 1921 sobre Husserl, también conocía el neokantismo, pero además tenía una sólida formación 6. J. ORTEGA Y GASSET, ‘La «Filosofía de la Historia» de Hegel y la historiología’, en Obras completas, t. IV, 6 ed. (Madrid, Rev. de Occidente 1966), p. 541. 7. Id., p. 532. 8. Por ejemplo, por el propio N. Hartmann ya en la obra Platos Lokik des Seins, de 1909; cf. N. R. Orringer, ‘Ser y no-ser en Platón, Hartmann y Ortega’, Nueva revista de filología hispánica 29 (1980) 60-85. 9. ‘Filosofía pura. Anejo a mi folleto Kant’, en Obras completas, t. IV, cit., p. 57: «Está anunciado un libro de Heidegger sobre Kant y el problema de la metafísica; espero de él un paso decisivo en la dirección que arriba apunto». ¿Desconoce Ortega la literatura producida en torno a 1924 sobre Kant y el desarrollo de la interpretación «metafísica»?

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