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186 ANTONIO PINTOR RAMOS substituto que hubiese podido desempeñar una función equivalente. El reconocimiento de Heidegger no impidió una cerrada discusión con sus caminos y esto también explica la peculiar imagen de Heidegger que Zubiri se hizo y que transmite en sus escritos. Desde aquí podría descenderse a los distintos temas concretos en los que Zubiri discute con Heidegger a lo largo de su obra y me parece que se podrían comprender fácilmente sus críticas y, sobre todo, podría entenderse el hecho repetido de que Zubiri desarrolle sus críticas concretas orientándolas siempre desde sus propios centros de interés filosófico. Esta tarea, relevante o no, es algo que no entra ahora en mis propósitos y que quizá tenga su lugar en una exposición completa y sistemática del desarrollo filosófico de Zubiri, un estudio fun damental que hoy falta y que también hoy quizá falta aún material esencial para poder llevarlo a cabo. Todo ello puede reconducirse sin violencia al tema unificador del cual partíamos. Si el ámbito ontologico se amplía hasta la raíz en la realidad, la verdad ofrecerá el aspecto, no de algo que es término de una conquista activa, sino de una ámbito dado dentro del cual se encuentra instalado todo sentido concreto; por ello, la verdad sólo es descubrimiento para quien se encuentre ya dentro de su medio y en este punto las expresiones de Zubiri son asombrosamente próximas a las que desarrollará su filosofía madura: «La ciencia nació... no cuando el hombre estuvo, como por azar, en posesión de verdades, sino justamente al revés, cuando se encontró poseí do por la verdad»89. Pero ello debe significar que la dimensión ontologica es una modalidad parcial sostenida dentro de una estructura más amplia; la verdad es patencia (alétheia) del ser (genitivo subjetivo, según Heidegger) en la luz de la existencia porque la posesión por la realidad otorga seguri dad real a su luminaria. Esta triple dimensión (patencia, ser, seguridad) es puesta de relieve por Zubiri con recursos refinadamente filológicos en una erudita nota 90, en la cual se indica que se diseña así un programa de futuro en el cual la unificación de los tres aspectos terminará exigiendo un cambio en la inspiración básica91 y el definitivo discernimiento de una inspiración «metafísica», enfrentada ahora claramente a cualquier prioridad parcial de la «ontologia». 89. NHD, 36. 90. NHD, 38-39. 91. No es extraño que, al realizar ese programa en su madurez, Zubiri enlace de nuevo con las exigenicas de aquella nota: X. ZUBIRI, Inteligencia sentiente, I: Inteligenica y realidad, 3 ed. (Madrid, Alianza 1984), pp. 243-245.
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