PS_NyG_1991v038n001p0153_0187

176 ANTONIO PINTOR RAMOS central de la verdad, le permitió entrever las consecuencias del camino de Heidegger; es cierto que ese texto no se publicó hasta 1943, pero su origen es una conferencia pronunciada en 1930 que Zubiri pudo oír —al menos, tener amplia noticia de ella—pues estaba entonces en Alemania y seguía con mucha atención al filósofo54. Precisamente es este tema de la verdad uno de los dominantes dentro de la investigación de Zubiri en esta época, un tema en el cual la presencia de Heidegger es patente y, al mismo tiem­ po, un tema en el que se van a percibir las discrepancias de fondo55. Otro de los temas más persistentes en esta etapa de la reflexión zubiria- na es el de la historicidad56, cuya inspiración también procede de Heideg­ ger. Al margen de desarrollos concretos, que no carecen de interés, impor­ ta la línea general conforme a la cual Zubiri ve la filosofía como una activi­ dad histórica y, por tanto, se enfrenta a ella desde su dimensión histórica. Este punto fue decisivo a la hora de concretar la tradición filosófica respec­ to a la cual el pensamiento de Zubiri tiene sentido. El mismo reconocía que fue Heidegger quien le reveló la importancia crucial de los filósofos griegos y quien le estimuló y forzó a prestarles atención57. Eso exige tener conciencia histórica de la propia época, pero al mismo tiempo buscar las propias posibilidades filosóficas a través de una recontrucción de las gran­ des filosofías del pasado, reconstrucción en la cual la historidad ofrece el hilo conductor, pues el pasado hace posible el presente desde un proyecto de futuro. En este sentido, todos los problemas filosóficos son al mismo tiempo teóricos e históricos y este doble carácter determina la mayoría de los capítulos de Naturaleza, Historia, Dios; no importa tanto la fidelidad erudita a los datos históricos (los estudios de Zubiri apenas se apoyan en referencias eruditas), sino disponer de un marco filosófico propio capaz de «recuperar» hoy el sentido de los textos filosóficos del pasado58. Ello hace que el problema de la historicidad confluya, lo mismo que el problema de la verdad, en el problema primario de la filosofía, problema que no es otro 54. Quizá en fecha no muy lejana se puede disponer de documentos para saber si esta hipótesis tiene o no fundamento; bastará con examinar si entre los apuntes numerosos que trajo Zubiri de Alemania (Cf. C. CASTRO, Xavier Zubiri: breve recorrido de una vida ([antan- der, Amigos de la cultura científica 1986], p. 49) existen indicios de ello. El tema no carece de interés, porque esa conferencia da un paso importante más allá del § 44 de Sein und Zeit. 55. Cf. NHD, 38, 57, 61, 66, 71, 73, 74, 82, 476. 56. El mejor estudio sobre este tema en D. Gracia, ‘La historia como problema metafísi- co’, en Varios, Realitas, IIIIV (Madrid, Sociedad de estudios y publicaciones, Labor 1979), pp. 79-149. 57. En la bibliografía sobre Zubiri falta un estudio sobre su interpretación de los griegos, tema que le preocupa ampliamente por esta época; esa interpretación está sin duda estimula­ da por la «recuperación» heideggeriana, pero pueden entreverse diferencias importantes que quizá resultasen aclaradoras.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz