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EL EVENTO (EREIGNIS) COMO CONCEPTO FUNDAMENTAL... 99 como proyectada, lanzada y acaecida por el ser, y no afirmar un ser tras el evento. Sin duda, el Da-sein es la primera apertura, la verdad originaria, el primer tiempo-espacio donde se puede hablar de verdad del ser, y como tal, el origen de todo proyecto. Pero Heidegger afirma repetidamente que este Da-sein es proyectador y proyectado: El Da-sein, como fundamenta- ción proyectada y proyectante, es la realidad suprema en el ámbito de la imaginación (Einbildung); con tal que no entendamos por esto sólo una potencia del alma... sino el evento mismo...»34. Con esto no se avanza mucho en la explicación del Da-sein como aper tura originaria. El mismo Heidegger dice que no se deja describir como un objeto, que es algo totalmente fuera de lo corriente, dado que es enviado antes de todo conocimiento, y que no se puede describir ni de modo inmediato, ni mediante la dialéctica. Y añade que «sólo se puede lograr de modo hermenéutico, esto es, según Ser y tiempo, en un proyecto arroja d o »35. Según ésto, sólo es posible hablar de él de modo hermenéutico, a partir del hombre y desde un proyecto arrojado que llega siempre tarde. Cualquier proyecto o descripción se da ya dentro de este Da-sein, dentro de esa apertura, que se encuentra siempre como un hecho dado o acaecido y que no permite ir más allá del mismo. Las referencias que acaba de hacer Heidegger acerca de Ser y tiempo y de la hermenéutica nos llevan a considerar la otra dirección del esquema heideggeriano y a centrarnos en el primer elemento: el hombre. La importancia del hombre en el evento es indicada por Heidegger en el paso siguiente: «La pertenencia al ser (Seyn) está presente sólo porque el ser (Sein) en su unicidad necesita al Da-sein, y fundado en él y fundán dolo, necesita al hombre. De otro modo no hay presente verdad alguna»36. Nótese que Heidegger habla aquí dos veces de ser y en sentido diferente: Seyn y Sein. Es el segundo el que necesita al Da-sein. Ya hemos indicado que Seyn es el ser considerado desde sí mismo, mientras que Sein es el ser en relación con el ente. O más bien, aquí Sein parece el ser en cuanto que se hace presente, la verdad del ser. Esta no se da sin el Da-sein. Pero no se dice sólo que necesita al Da-sein, sino también que necesita al hombre; y de éste se dice que está fundado en el Da-sein y fundándolo. Parece que la relación entre Da-sein y hombre viene a ser paralela a la que existe entre Seyn y Da-sein. Todo esto nos remite de nuevo a Ser y tiempo, donde se dan ya las raíces de cuanto se afirma aquí. En Ser y tiempo, el sentido del ser se daba 34. M. H eid eg g er, ibid., p. 312; cf. ibid., p. 322. 35. Cf. M. H eid eg g er, ibid., p. 310. 321-322. 36. M. H eid eg g er, ibid., p. 317.
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