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114 MODESTO BERCIANO VILLALIBRE Desde antes de Ser y tiempo, pero sobre todo desde esta obra, Heideg- ger viene rechazando una metafísica que se había centrado en la reflexión sobre el ente sin plantearse antes la pregunta por el sentido del ser. Esta pregunta se plantea en Ser y tiempo a partir del Dasein, desde la apertura y el mostrarse del ser en el hombre. El Dasein puede plantearse esta pre­ gunta porque tiene una pre-comprensión del ser. No como algo innato, ni debido a una especie de iluminación, sino como ser-en-el-mundo, pertene­ ciente al mundo, familiarizado con el mundo, abierto en él y a él, en su andar por él y en su cuidarse de él. El camino que escoge Heidegger es el siguiente: Hacer temático el ser del Dasein, como primer paso. Esto parece natural, dado que el Dasein tiene ante todo comprensión de su ser. Además, es ahí donde se muestra todo sentido. El análisis del Dasein como ser-en-el-mundo lleva a descubrir la temporalidad como ser del Dasein. Pero con esto no se han dado sino los primeros pasos. De ahí habría que llegar a hacer temático el tiempo como horizonte para una comprensión temática del ser. Lograda ésta, ha­ bría que repetir todo el análisis desde esta plataforma, ya que no parece posible un conocimiento del sentido del ser del Dasein sin un conocimien­ to previo del ser en general, y que hasta aquí el análisis hecho no tiene una verdadera comprensión del ser en general, sino sólo una pre-comprensión atemática. Ya en este contexto, Heidegger se diferencia de la metafísica y se con­ trapone a ella. Como dirá Heidegger más tarde, la pregunta por el ser en Ser y tiempo se hacía ya habiendo entrado en la superación de la metafísica. La precomprensión del Dasein no equivale ni a ideas innatas, ni a algo así como categorías kantianas. El Dasein de Ser y tiempo no es ni el yo carte­ siano, ni el yo de la apercepción pura kantiana, ni el de Hegel, ni el de Husserl. No es ningún yo absoluto o universal, sino ser-en-el-mundo, exis­ tencia concreta, temporal e histórica, en la realidad y orientado en ella. El análisis heideggeriano en la búsqueda del sentido del ser no llega muy lejos: llega a la temporalidad como ser del Dasein. O mejor, se queda en las puertas de ella. Los esfuerzos realizados en Ser y tiempo y luego en Die Grundprobleme der Phanomenologie y en otros escritos, en el círculo de Ser y tiempo, no logran hacer temática la temporalidad (Zeitlichkeit) como ser del Dasein, sino únicamente a afirmar la temporalidad (Tempora- litat) como horizonte para una comprensión del ser. Pero este conocer o comprender estático-horizontal no es una comprensión temática. Lo que sí parece quedar claro es que la apertura o la verdad como desocultación es un acaecer temporal, y que el sentido del ser, o el ser en general, se da como tal acaecer temporal.

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