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EL EVENTO (EREIGNIS) COMO CONCEPTO FUNDAMENTAL... 105 El concepto de destino en Heidegger no debe ser entendido con un significado fatalista, significado que según Heidegger tenía el destino orien­ tal y que ya fue superado dentro de la filosofía griega. Destino (Geschick) viene de Schicken (enviar) y es eso: un envío. Pero un envío ¿de quien? Heidegger responde expresamente: «Pero destino es esencialmente destino del ser; y de tal modo que el ser mismo se envía y se hace presente en cada caso como un destino; y según esto, se cambia a la manera del destino»53. Destino del ser parece que ha de ser entendido como genitivo objetivo, ya que el ser mismo se envía como destino. Precisamente por esto, el ser se cambia, como cambia el destino. En otras palabras, el destino es el ser mismo en esta forma. Precisamente por ser la técnica un destino del ser, no será superada sino por otro destino del mismo. Como antes se hablaba del ser como evento, ahora se dice que el ser como evento es destino. Con esto se acentúa aún más el carácter contin­ gente del acaecer y la imposibilidad de aplicarle esquemas de causas y fundamentos. Este acaecer como destino es lo que antes se afirmaba como mundear del mundo, que era considerado como inexplicable e infunda- mentable, dado que todo fundamento cae ya dentro del acaecer, de la esencia del mundo. Pero aunque el ser sea considerado como evento y como destino, el ser es considerado también como el concepto originario; aquel por el que acaece la apertura en la que se da el hombre. También aquí nos encontramos con un ser oculto y en relación con el hombre, aunque esta idea de evento como conjunto de relaciones esté menos acen­ tuada que en la descripción anterior del evento. 4. Hombre, ser y evento Las reflexiones anteriores sobre el evento muestran que el hombre tiene un papel fundamental en el mismo. Aparece como un elemento más del evento, como un elemento que se da en la apertura originaria (Da-sein), que es necesitado por ésta y por el ser para hacerse presente la verdad del mismo. En la reflexión sobre el evento como destino, el hombre es también usado y enviado. Pero por otra parte se ha visto que el hombre tiene una función fundamental, ya que, en definitiva, la apertura verdadera se da en el hombre y por él. Es él quien percibe la desocultación y la misma oculta­ ción de cielo y tierra. Y es él también quien considera el cuarto elemento: los dioses. Con todo, el hombre sigue siento enviado, arrojado, usado; el 53. M. HEIDEGGER, Die Kehre •, en Die Technik und die Kehre, Pfullingen 2 1962, p. 38.

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