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68 JOSE-LUIS RODRIGUEZ MOLINERO A mi juicio, sin embargo, si se analizan los textos mencionados, u otros similares, en consonancia con lo que expresa, en la forma de irse constitu­ yendo, la filosofía de Heidegger, no cabe extraer de ellos un juicio global descalificador, por parte de Heidegger, de toda posibilidad de la antropo­ logía filosófica. La antropología filosófica a la que Heidegger se refiere en los lugares apuntados es una antropología filosófica determinada. Es la antropología que surge, o está en conexión, con la propia dinámica o desa­ rrollo de la metafísica occidental cuya crítica, como es sabido, constituye una constante fundamental del pensamiento heideggeriano. Es la antropología que Heidegger valora, incluso, no sólo como una forma de consumación de la metafísica moderna de la subjetividad, sino también como una pérdida de nivel, un «subproducto» de la filosofía, y hasta como la misma abolición de ésta. Heidegger no cierra, pues, a mi juicio, cualquier camino a la posibili­ dad de la antropología filosófica. Como es de sobra conocido, lo que Heidegger intenta desarrollar, sin desviarse nunca de ello, es, sin duda, una ontología fundamental o existen- cial cuya finalidad radica en elaborar la pregunta por el sentido del ser; pero esa ontología fundamental ofrece elementos esenciales —como la pre­ gunta por el sentido del ser—en la dirección de una analítica existencial del «ser ahí» o Dasein, aunque, de suyo, no es una analítica existencial plena. Contando, entonces, con esa base o presupuesto de la ontología exis­ tencial es posible abrir cauces a una analítica existencial plena; es factible establecer una relación fundamental entre ésta y la antropología filosófica, lo cual, formulado de otra manera, quiere decir lo siguiente: Para que la antropología filosófica sea viable como «tarea propia» —según se nos dice en Kant y el problema de la metafísica— 3, o como pregunta filosófica por lo qué es el hombre, debe estar basada en una ontología existencial y en el horizonte de su interpretación del «ser ahí», por cuanto el carácter «filosó­ fico» de la antropología no le viene a ésta de ella misma sino de esa base filosófica fundamental previa que es la ontología existencial del «ser ahí». Que, además, una antropología filosófica elaborada sobre la base de una ontología existencial es posible, lo confirma el hecho de que la antro­ pología filosófica así desarrollada es calificada, incluso, por Heidegger como «antropología apriórico-existencial» o, más sencillamente, como «an­ tropología existencial», o «antropología concreta». Y tiene, diríamos, como 3. Cfr. Kant und das Problem der Metaphysik, 3.a edic., Vittorio Flostermann, Frankfurt am Main 1965, p. 197; trad. esp. Kant y el problema de la metafísica, 2.a edic, F.C.E., México 1954, p. 182.

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