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NIETZSCHE DESPUES DE HEIDEGGER 55 En una palabra, Nietzsche no resulta interesante como persona, sino como pensador, pero entendiendo que pensador significa aquel que ha pensado un único pensamiento, o lo que es lo mismo, un pensamiento «sobre» lo ente en su conjunto. Nietzsche es un pensador porque pensó la voluntad de poder, o lo que es lo mismo, porque pensó sobre la ente en su totalidad. De este modo, volun­ tad de poder y ente en su totalidad valen para Heidegger como sinónimos. Pero esto viene a decir lo mismo que Nietzsche es un metafísico, pues la metafísica se plantea como cuestión acerca de la totalidad de lo ente. Y efectivamente, para Heidegger, Nietzsche es un metafísico, y no uno cual­ quiera, sino el último. Que la metafísica de Nietzsche es el final de la metafísica occidental, es una tesis de partida de la interpretación que lleva por título «Nietzsche». Pero, ¿qué significa entonces propiamente establecer una relación con este Nietzsche-final? La controversia con Nietzsche es adecuada, dice Heideg­ ger, «cuando conduce a la controversia con la totalidad de la metafísica occi­ dental»3. La cuestión clave es: ¿por qué precisamente la controversia con Nietzs­ che significa una controversia con la totalidad de la metafísica occidental? La respuesta, que resulta cierta pero igualmente demasiado fácil si no se explica, es ya conocida: porque con Nietzsche se alcanza el «final» de la historia de la metafísica, porque la filosofía de Nietzche es la «última meta­ física». Pero no avanzamos nada si no se ofrece un significado de «final». ¿Qué significa propiamente lo de «final»? «La expresión final de la metafí­ sica», nos dice Heidegger, «es una decisión histórica». O lo que es lo mismo, Nietzsche es el final porque su filosofía expresa por vez primera un anunciado acontecimiento: que la metafísica, lejos de ser una teoría sobre el ser, a saber, una teoría que entiende el ser como el imperio y el dominio de lo ente; en lugar de ser esa teoría, la metafísica se realiza en la medida misma en que se disuelve como teoría. Esa realización se cumple en un tiempo histórico que viene revelado por dos acontecimientos: a) la naturaleza se encuentra, por vez primera y a resultas del pensamiento, intervenida en su ser, al punto de poderse hablar de una ‘producción de naturaleza’; b) la historia, la acción humana, se encuentra controlada y dirigida de modo tal que cabe hablar de una auténtica ‘producción de historia’. Estos dos acontecimientos no son ajenos, sino los más próximos a la metafísica, al punto de que son resultado de una historia que comenzó cuando la filosofía pensó el ser en cuanto tal y en su conjunto, en su 5. M. H eid eg g er , GA, vol. 48, p. 104.

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