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52 ARTURO LEYTE COELLO A nosotros no nos interesa tanto esta comprensión de la metafísica de Nietzsche según la dimensión moral, sino más bien una serie de consecuen­ cias que se derivan de esta historia y que son especialmente importantes para Heidegger: 1. La historia de la metafísica es una historia limitada, por lo tanto nacida e inscrita en un tiempo, en una historia mucho más originaria. 2. La historia de la metafísica surge como inversión, como transvalora­ ción de una situación original: la vida, el ser, la naturaleza, cuyo resultado resultó posteriormente determinado y fijado como lo opuesto a la vida, como la negación de la vida. 3. La historia de la metafísica puede a su vez, como toda historia, concluir por medio de una nueva inversión que, empero, ya no podrá dejar nunca de lado (obviar) la época metafísica, una inversión que resulta necesaria si se quiere acometer un nuevo principio. 4. El nombre de esa época metafísica es, para Nietzsche, idealismo, platonismo, cristianismo, nihilismo. 5. Es imprecindible la superación de la metafísica para que pueda pro­ ducirse un nuevo comienzo. Estas consecuencias de la historia nietzscheana son caracterizaciones perti­ nentes de la idea de metafísica y de historia de la metafísica mantenida por Heidegger. Así resulta que en éste: 1. La historia de la metafísica es una historia limitada; es la historia del ser entendido como ser de lo ente, una historia que nació cuando el ser fue entendido meramente como idea. 2. La historia de la metafísica surge como «olvido del ser», como olvido del origen, de la verdad del ser, que es mucho más originaria que el mismo ser entendido como verdad. 3. La historia de la metafísica se termina cuando llega a su máximo desenvolvimiento, cuando el ser mismo ha sido llevado adelante hasta sus últimas posibilidades y eso ocurre cuando el ser, entendido metafísicamen- te, hace patente su consistencia como nada, dando lugar a la eclosión del nihilismo. Claro que se trata de una nada muy peculiar, de la nada del ser, que no obstante se hace patente como dominio infinito de lo ente. Superar este dominio de lo ente, que nos hace siempre frente como objeto, es imprescindible para adentrarse en la posibilidad de pensar el ser fuera de la metafísica, de pensar el ser del Da-sein. 4. Las denominaciones de idealismo, metafísica y nihilismo siguen va­ liendo en Heidegger como sinónimos.

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