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KIERKEGAARD Y HEIDEGGER: LA VERDAD DE LA FILOSOFIA 29 por Heidegger de otra manera, como lo que está más acá de ese oculta- miento de donde brota el ser y la verdad de todo en te14. La relevancia de la repetición que Kierkegaard introduce como novedad y como sustituto de nada menos que la mediación también ha sido preterida como motivo de contraste con la Wiederholung heideggeriana. Tampoco se ha determi­ nado la diferente hermenéutica del salto (Spring-Sprung), no obstante su similitud verbal y su importancia15. La visión del arte, tanto en su esencia como en sus diferentes «escalas» 16 podría haber dado lugar a una contra­ posición muy fructífera, que está por realizar. Y por tocar en último térmi­ no lo que nos atañe más de cerca, ningún autor se ha atrevido a investigar la concepción de la verdad en Kierkegaard y Heidegger, quizás porque ello equivaldría a poner en relación el todo de ambas filosofías. Esta sería, en rudimentario esquema, la situación actual de la investiga­ ción sobre Kierkegaard-Heidegger. Un balance acerca de lo que han apor­ tado los estudios citados creemos que no sería demasiado relevante. Indica­ ré, en cambio, mi propia visión global sobre el asunto. a) En primer lugar, a ambos autores parece haberles perseguido un común destino. Dedicados por entero a la meditación de la filosofía y de su sentido para la vida del individuo, han sido a la postre criticados o rechazados por sus actitudes vitales. Con una diferencia: Kierkegaard es perseguido muy precozmente y luego casi olvidado (hasta el punto que corrió el peligro de ser un total desconocido)17. Heidegger saboreó en su juventud las mieles del éxito internacional de su obra, aunque luego se hayan trocado en sospechas sobre la meta a que podría conducir su pen­ s a r18. Escuchando las protestas de Adorno contra ellos19 y dejando para otros la discusión sobre sus actitudes sociopolíticas, uno podría deducir que no es ajeno a todo este movimiento antikierkegaardiano y antiheideg- geriano la postura mantenida por ellos y las pocas concesiones hechas a la versión «práctica» de la filosofía. 14. Cfr. M. HEIDEGGER, Was ist Metaphysik?, en Wegmarken (Gesamtausgabe, 9) (Fran- fkurt a. M., Klostermann 1976) p. 109. 15. Cfr. M. HEIDEGGER, Identidad y diferencia (Barcelona, Anthropos 1988) p. 76 s.; S. Kierkegaards samlede Vaerker, VII, p. 103 s. 16. Cfr. S. KIERKEGAARD, Enten-Eller, en Samlede Vaerker, I, pp. 35-112; M. HEIDEG­ GER, Holzwege (Gesamtausgabe, 5) (Frankfurt am Main, V. Klostermann 1977) pp. 1-74. 17. Fue Brandes quien de alguna manera lo sacó del anonimato después de su muerte. 18. Nos referimos obviamente a las polémicas sobre el nazismo. 19. Sobre Kierkegaard cfr. Th. ADORNO, Kierkegaard. La construcción de lo estético (Ca­ racas, Monte Avila 1969); respecto de Heidegger, Th. ADORNO, Dialéctica negativa (Madrid, Taurus 1975).

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