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44 RAFAEL LARRAÑETA En la Carta sobre el Humanismo rechaza Heidegger las críticas de irra- cionalismo contra los filósofos que ponen su empeño en reconducir el pensar a su elemento. Y aprovecha esta ocasión para redefinir el quehacer de la filosofía: el pensar no ha de buscar un efecto externo, no ha de intentar que el pensamiento se traduzca en acción, el pensar obra en cuan to piensa, pues es un compromiso con el ser71. Esta afirmación que está más interrelacionada de lo que puede parecer con la explicación de teoría como Oeoopeív, como mirar, muestra conexio nes importantes con la interioridad. No creo que sea demasiado artificial la relación. Preguntando Heidegger para qué ser poeta en tiempos de penuria (pre gunta que inquietó sobremanera a Kierkegaard cuando declaraba que ha bía que hablar como los poetas), contesta Heidegger, entre otras cosas, que «los poetas cantan porque invierten el apartamiento respecto de lo abierto (das Offene) e interiorizan su irredención en el todo sagrado, lo santo en lo funesto. La inversión interiorizadora ha superado ya el aparta miento repecto de lo abierto. Se «anticipa a todo apartamiento» y resiste todo lo objético en el recinto del mundo interior del corazón. El interiori zarse inversor es el arriesgar que se arriesga desde la esencia del hom bre...»72. Desde la interiorización abismal entonan los poetas el canto que celebra lo incólume de la esfera del ser73. c) Para ser filósofo así, para llegar a sentir la existencia en su máxima hondura, hace falta pasión. Lo escuchamos en boca de Kierkegaard. El filósofo subjetivo es quien deja que su pensar y su ser entero sea arrebatado por la pasión. El filósofo objetivo, que pretende llegar a la verdad abstrac ta, es el antitipo del filósofo para Kierkegaard. También Heidegger se pronuncia sobre este modelo diferente de filóso fo. La filosofía moderna, que hay que sobrepasar, está dominada por el principio de razón, es decir, el principio del representar racional en tanto que «calculo asegurador»74. Hay que sustituir el principio de razón por el del ser, que el silencio de la palabra «ser» sustituya al ruido del «princi- pium rationis»75. En otro contexto había tocado el tema de una manera más clásica, si cabe decir. Según Platón «es muy propio de la filosofía la pasión (náGog), 71. Cfr. M. HEIDEGGER, Brief über den «Humanismus», en Wegmarken, pp. 313-314. 72. M. H eidegger , Holzwege, p. 318. 73. Ib., p. 319. 74. Cfr. M. HEIDEGGER, E l principio de razón, p. 78. 75. Ib., p. 92.
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