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KIERKEGAARD Y HEIDEGGER: LA VERDAD DE LA FILOSOFIA 37 3.°) Filosofar no va a consistir en poner una y otra vez, reiteradamente, al objeto frente al sujeto (Gjen-stand), al ser ante el pensar, reduplicar simplemente la realidad en la idealidad. El interrogante por la verdad sólo puede responderse desde la repetición continua del pensar y del ser en la existencia del espíritu humano cognoscente. En cierto sentido cabe afirmar del ejercicio filosófico algo similar a lo que Kierkegaard dice de la música: sólo existe mientras suena, mientras se ejecuta36. Ni siquiera el recuerdo, la anámnesis —pese a Sócrates—sirve como verdadera filosofía, a no ser que sea un recuerdo que nos proyecte hacia adelante en el horizonte del devenir. 4.°) Por último, la búsqueda de la verdad, sobre todo al toparse con la no-verdad, tropieza con un límite, con una barrera infranqueable desde la mera objetividad. Esta situación paradójica sólo puede superarse con un salto, salto que inevitablemente ha de originarse en la subjetividad existen­ te, en una decisión. ¿Fracasa la razón? No, la razón calla, permanece en silencio a fin de que el existente llegue a su máxima tensión: la tensión de la interioridad. Entonces se desvelará el secreto de la existencia, sólo en­ tonces se dejará transparentar el fondo último, el más escondido, de la verdad existente. 3. A nalítica de l a verdad en H e id egg er Heidegger es menos enfático, en ocasiones igualmente poético, pero a veces más sugerente en su concisión. Sus textos no toleran una lectura rápida. Quizás por ello invitan por sí mismos a la reflexión sosegada. Mientras en Kierkegaard la pregunta por la verdad supone un replan­ teamiento de la filosofía y de la existencia, en Heidegger se hace equivaler expresamente37 al interrogante por el ser, el ser que está oculto detrás de los entes y del ente en su totalidad. La pregunta por la verdad es una pregunta dirigida también al ente, pero que incluye la pregunta por el existente, la pregunta por la metafísica y por toda la filosofía, la pregunta por la nada y el nihilismo, en una palabra, la pregunta por el sentido del Fundamentalmente Heidegger presenta un planteamiento del tema de la verdad, al que vuelve una y otra vez en sus escritos. No obstante, pode­ mos interpretar —para una mejor intelección— que hay en Heidegger 36. Samlede Vaerker, II, pp. 148-150. 37. Cfr. M. H eid egg er , Sein und Zeit, p. 282.

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