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UNA PECULIAR VUELTA A LAS COSAS 23 (das Geviert) de tierra y cielo, los mortales y los divinos. El agua y el vino son en efecto un don de la tierra y del cielo, y mediante ellos los mortales sacian su sed o alegran su vida, hacen sus libaciones o ritualizan sus ofren­ das a los dioses inmortales55. Lo importante es que ver las cosas en cuanto cosas es verlas como concretando y condensando en sí las dimensiones fundamentales del mun­ do, de forma sin embargo que ni las cosas sean un simple precipitado del mundo —eso anularía su propia entidad—, ni el mundo sea por el contrario una especie de proyección de las cosas mismas, ni «los cuatro»: tierra, cielo, mortales e inmortales, se diluyan en una funcionalidad peculiar. Hei- degger se esfuerza en poner de manifiesto, de una forma breve y densa a la vez, que siendo cada uno de esos tres estratos de la forma más propia e intensa se acentúa a la vez en grado máximo la mutua pertenencia, por lo que en ese sentido puede hablarse de simplicidad (Einfalt) y de lo sencillo (das Einfache). Pero tal vez interese más que nada la actividad de la cosa que hace gravitar en torno a sí y da actualidad a «los cuatro» y al mundo mismo. «El don de la escancia es don en cuanto que perdura a la tierra y al cielo, a los divinos y a los mortales. Mas perdurar no es aquí el mero permanecer de algo existente. Perdurar acontece (ereignet). Trae los cuatro a lo claro (das Lichte) de lo suyo propio (ihres Eigenen). Por la simplicidad de esto mismo que es propio los cuatro están recíprocamente confiados. Unidos en esta reciprocidad (Zueinander) están desocultados»56. Interesa subrayar ante todo la acción propia de la cosa, que confiere actualidad a las cuatro dimensiones mencionadas y no es simplemente un punto en que las mismas coinciden. De ahí expresiones, como la siguiente, que fuerzan el propio lenguaje alemán. «¿Cómo esencia la cosa? La cosa cosea. El cosear recoge. Reúne, aconteciendo a la cuaterna, su duración en lo que es algo en cada caso, en esta o en aquella cosa»57. Esta acentuación de la entidad propia de la cosa y de su actividad —«la cosa cosea»—no debe quedar difuminada en y por la referencia a los cuatro y a su mutua perte­ nencia. Más aún, Heidegger afirma ciertamente que la cuaterna posee la unidad y la simplicidad por sí misma —«aus sich her»— y que en conse­ cuencia «desde la simplicidad de los cuatro», al nombrar cada uno de 55. O. c., 170 s. 56. O. c., 172. 51. L. c., L. Dümplemann y R. Hüntelmann, conscientes de la peculiaridad tanto entita- tiva como operativa de la cosa singular, se interesan más por su simple pertenencia a una estructura en la línea de Rombach, lo que desde la perspectiva de Heidegger muy bien podría aparecer como un retroceso. Cf. Sein und Struktur. Eine Auseinandersetzung der Phänomeno­ logien Heideggers und Rombachs. Centaurus, Pfaffenweiler 1991, 77 ss.

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