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22 MARIANO ALVAREZ GOMEZ punto de vista introducido por la exigencia previa de llenar el jarro de vino, resulta obvio que lo que explica esa función es el hecho de que esté vacío. El elemento explicativo fundamental para que la jarra pueda envasar vino es por tanto el vacío, que el alfarero ha de configurar de una determi­ nada forma mediante fondo-paredes-asa. «El vacío de la jarra determina cada agarro del producir. Lo cósico de la vasija no descansa en modo alguno en la materia de la que consta, sino en el vacío que envasa»52. Puede decirse que Heidegger desmonta el andamiaje de la explicación causal tradicional que de una forma u otra se remonta a Aristóteles y al mismo Platón. Su pretensión por otra parte no parece ser el enunciado de principios o normas que tengan una validez general, puesto que eso equi­ valdría a seguir dentro de los mismos cauces de siempre, dentro del mismo tipo de pensamiento, aunque modificando los contenidos. Se trata de que en cada caso hay que recurrir a un tipo de explicación distinta, según sea la índole de la cosa en cuestión. Por eso el vacío de que nos habla ahora no tiene tampoco nada que ver con el vacío de los atomistas. Y por otra parte se mantiene por completo al margen de la explicación científica, que en este caso no reconoce la existencia del presunto vacío, puesto que según ella lo que ocurre al llenar la jarra de agua es que un elemento fluido, como el aire, es sustituido por otro elemento, fluido también pero muy distinto. Las explicaciones científicas, siendo correctas en su orden, son de todo punto abstractas y no dicen para nada qué son las cosas concretas. Esa realidad de que puede hablar la Física en este caso no es la jarra, sino que más bien lo que hace es «dejar de lado la jarra llena de vino y colocar en su lugar un hueco en que se derrama el líquido. La ciencia hace de la cosa-jarra una nonada al no admitir las cosas como lo real paradigmáti­ co »53. Esto no significa simplemente una falta de aproximación de lo abs­ tracto a lo concreto. Significa por principio un procedimiento que lleva de por sí ineludiblemente a la destrucción sistemática de las cosas mismas, antes ya de que explotara la primera bomba atómica54. Prescindamos ahora del tema de la ciencia. Lo que son las cosas con­ cretas sólo se sabe viéndolas desplegarse en las manifestaciones correspon­ dientes o a través de las acciones que con ellas cabe realizar. En el caso de la jarra llena de agua o de vino se trata fundamentalmente de escanciar y de ofrecer o donar. Algo bien simple y en extremo sencillo, que sin embar­ go abre a todo un mundo, al mundo sin más, constituido por «la cuaterna» 52. L. c. 53. O. 168. 54. O. c., 170 s.

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