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20 MARIANO ALVAREZ GOMEZ ya que en este caso dicha correlación se convierte en una especie de fusión. De esa conferencia —de la que se sabe que Heidegger la praparó con un interés especial y que, como destinada a la juventud— «Ich bin gerne und freudig für die Jugend da»45 —representaba para él la apertura a nuevos horizontes—, cabe destacar aquí sumariamente, los aspectos que se men­ cionan a continuación. El planteamiento hace una constatación bien simple, el hecho de que los medios técnicos actuales van reduciendo progresivamente «todas las lejanías en el espacio y en el tiempo»46. Y sin embargo ese proceso por el que se ponen a la vista los acontecimientos y los lugares más lejanos o, a su vez, uno mismo puede hacerse presente en ellos, no sólo no garantiza la proximidad (Nähe), sino que ésta se hace imposible en la misma medida en que se anula la distancia (Abstand) y se va imponiendo lo uniforme (dieses Gleichförmige), que hace desaparecer tanto lo próximo como lo lejano. «Lo espantoso... es que a pesar de la superación de las lejanías, falta la proximidad de lo que e s » 47. ¿Cómo hablar de la proximidad? No hay en rigor proximidad, o al menos no se la puede encontrar de modo inmediato. En todo caso, de la proximidad sólo se puede hablar con senti­ do hablando de lo que está «en la proximidad» (in der Nähe), es decir, de las cosas. «Una cosa es la jarra. ¿Qué es la jarra?»48. Con este simple ejemplo se advierte ya que Heidegger se distancia de los planteamientos de 1936 y de 1927, puesto que ni se centra en una obra de arte para llegar, por una especie de rodeo, a las cosas, ni se refiere en rigor a un utensilio, cuyo funcionamiento sólo es posible en conjunción con otros y sobre todo en orden a una totalidad desde la que adquiere significado. Aquí la jarra no es ciertamente separable de sus funciones, ni de todo aquello a lo que hace referencia, pero no es preciso salir de lo que la jarra misma es y representa para descubrir sus implicaciones. En la vi­ sión de Heidegger, la jarra invita a quedar en ella misma, en lugar de remitir a otras cosas. Y por otra parte, la jarra es algo eminentemente cotidiano, que sale o puede salir inmediatamente al paso de cualquiera, sin que para su uso se requiera ningún grado de especialización. El ámbito descrito por el planteamiento es en todo caso fenomenológico, puesto que de la jarra se habla no como de un «en sí», sino como de algo que tiene 45. Cf. H. W. PETZET, A u f einen Stern zugehen. Begegnungen mit Heidegger, 1929 bis 1976, Societäts-Verlag, Frankfurt 1983, 79. 46. «Das Ding» 163. 47. O. c., 164. 48. O. c.

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