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DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR A LOS SACRAMENTOS DE LA FE 437 pues, una sabiduría teórica) a una vida ejemplar y solidaria y a la comunión íntima con Dios a través de la comunidad y sus celebraciones rituales. 7. Diferencias cultuales y originalidad cristiana El peligro fundamental estaría en trasladar unívocamente aquellos ele­ mentos cultuales y aquellas disposiciones subjetivas de religiosidad a la fe cristiana, a sus misterios cultuales y sacramentales y a la vivencia religiosa propia del «homo biblicus», del hombre creyente y de la comunidad espe­ cíficamente cristiana. Ni son los mismos elementos sin solución de conti­ nuidad, ni son idénticas disposiciones subjetivas, ni es una misma e idénti­ ca liturgia con etapas distintas, sino que éstas, en todo caso, son etapas cualitativamente distintas. No se puede decir a ciencia y conciencia que «los elementos que pertenecen a la misma sustancia de los sacramentos hayan sido tomados de aquellos ritos paganos», afirma Hanssens15, que ha dedicado sus mejores esfuerzos a estudiarlos sobre todo desde el punto de vista de la diferencia y originalidad cristiana. ¿Dónde está, pues, la diferencia fundamental? En el carácter formal­ m ente revelado de los sacramentos cristianos. El culto cristiano y sus sacra­ mentos provienen desde C risto16, desde el ofrecimiento de sí mismo libre­ mente y por amor, no siendo el suyo un culto sustitutivo, sino constitutivo y expresivo de su donación personal y total a Dios y a nosotros17. Siendo este su origen (la entrega de Cristo), los sacramentos tienen que ser, al mismo tiempo que ritos cultuales, formas de ofrecimiento de sí mismo a Dios y a la comunidad; de no ser así, no serían ritos de culto cristiano, sino semejantes a los del culto pagano, sustitutivos del ofreci­ miento de sí mismos. Ahora bien, toda sustitución de uno mismo es pagana y atea, al no tener relación con la vida real. 8. Culto y vida En los misterios cristianos, en sus sacramentos, culto y vida han de estar íntimamente relacionados, tratan de formar un todo. Del culto litúrgi­ co al ético (y viceversa) hay una interacción beneficiosa constante: todo culmina en la liturgia, ésta ilumina y orienta eficazmente la vida hacia su 15. «Rem quae ad ipsam sacramentorum substantiampertineat, ex ritis paganis esse acceptam» (Cf. T. FlLTHAUT, /. c.). 16. Concilio de Trento, DS 1601. 17. Heb 5, 8; «su sacrificio fue verdadero porque seofreció así mismo»: «verum quia seipsum» dice el Comentario de Santo Tomás al respecto.

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