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ETERNO RETORNO EN LA MENTALIDAD ARCAICA 405 superación del nihilismo, en su más extremo sentido, hasta la llegada del tiempo de la creencia en la absoluta inmoralidad de la naturaleza. No hay sentidos finales, todo aparece como vano. En realidad, si todo es vano, si no hay nada, la duración será el pensamiento más paralizante. Pero, ante él poseemos fuerza. Nietzsche nos ha presentado este pensamiento bajo su más terrible forma37. El valor de la destrucción no reside sólo en que purifica, sino en que también fortalece, vitaliza y prepara para el retorno, porque propone un «sí» que, dicho una vez, quiere decir una eternidad de veces. Este es, en mi opinión, el sentido más importante de la renovación en la transfiguración. Como dice Valadier: «Retorno siempre nuevo de la afirmación a la realidad siempre distinta»38. ¿No sería esta una forma de arte? El arte, su posibilidad de eternidad: «el arte entendido como voluntad de superar, como un “eternizar” ,..»39. Nuestro eterno retorno desde un arte entendido como supremo signo de vitalidad y de plenitud: por eso posibilita la eternidad. Su esencia es el cumplimiento de la existencia: produce perfección y plenitud. El arte mo­ viliza todos los impulsos que estaban desunificados y, en este sentido, el artista auténtico es el del retorno, pero sólo si se ha fraguado a golpe de sufrimiento a los hombres que ama: «Lo que revela el valor de un hombre: ¡Que aguanten con firmeza!»40. Lo importante es la acumulación de fuerza desde la propia individualidad. El eterno retorno de lo igual es selección contra repetición. Sólo desde la responsabilidad de la afirmación incondi­ cional de cada instante creado podremos querer, en su sentido más pleno, convirtiendo ese querer en creación. Para mí, este aspecto selectivo signifi­ ca no retención del pasado, sino vivencia con capacidad de cambio. Sería interesante señalar algún aspecto coincidente de ambos retornos. En el eterno retorno de lo igual, aparece sólo como posible matiz; en el retorno arcaico es fundamental. Me refiero a la anulación del tiempo, por medio de la cual se lleva a cabo la regeneración periódica. No insisto en el tema, porque en Nietzsche no tiene ninguna importancia —en mi opi­ nión—, ningún enfoque desde el tiempo, tema que, sin embargo, es la base del retorno arcaico. Quisiera centrarme ahora en un aspecto quizá poco subrayado y, sin embargo, fundamental: es la conexión voluntad de poder-creación con lo más original del retorno nietzscheano. La voluntad convierte el propio 37. Id., La voluntad de poderío, Madrid,EDAF 1981, n. 55, 59. 38. P. V a la d ier , Nietzsche y la crítica delcristianismo, Madrid 1982, 544. 39. F. N ie t z s c h e , o . c ., n. 609, 341. 40. Ibid., n. 905. 490.

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