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382 GERMAN ZAMORA por meramente ornamental para un médico el estudio del griego y de la geometría, que no le servirían para la íntima comprensión de las enferme­ dades, sus causas y remedios. El era partidario de que se renovara la ense­ ñanza filosófica, sí, pero mediante un manual armonizador de lo antiguo y lo moderno, porque sería el más a propósito en las manos de los cursantes «para la conciliación de doctrinas, cuando les llegue el caso». Un texto así no sólo no dañaría a las demás facultades, sino que les sería muy útil. Y él lo conocía. Era el de Juan Bautista Duhamel, Philosophia vetus et nova, ad usum scholae accommodata, obra que «da noticia no sólo de los más princi­ pales sistemas, v. gr., aristotélico, «democrático» y cartesiano, sino también de física mecánica y, al mismo tiempo, se enseña en él la filosofía moral, que también debe preceder para el estudio médico según nuestras constitu­ ciones y estatutos». Duhamel había compuesto su texto, como sabía Cues­ ta, para uso del Colegio de Borgoña. Una feliz asociación de ideas le sugi­ rió una ocurrencia que, andando el tiempo, acogerían Salamanca y el pro­ pio Consejo de Castilla, la de que la universidad salmantina confeccionara su propio curso filosófico, idea que tomaría cuerpo después de 1771: «Y, por último, concluía el buen catedrático de «simples», si por algunas razo­ nes, que no alcanzo, no agradare el propuesto curso, la universidad podrá, con orden de V. A., formar otro para el uso de la escuela». Y con objeto de aminorar, o eliminar del todo, la fuga de cursantes de medicina a otros centros de formación menos exigentes, pedía al Consejo algo que también se tendría en cuenta posteriormente: que obligara a obser­ var en todas las universidades lo que se decretara para la de Salamanca39. 12. «Esta fatal y lamentable decadencia» Con estas lúgubres palabras terminaba su diagnóstico Antonio Cuesta, juzgando, sin embargo, la decantada decadencia superable con los reme­ dios que insinuaba. El doctor Juan Francisco González Cernuda, catedrático de pronósti­ cos, y no menos obstinado en revisar el nuevo plan de su facultad que el 39. Ibid., ff. 103-118. Sobre las escasez de alumnado en medicina ver infra Apédice I. En la propuesta del texto de Duhamel late la propia preocupación conciliadora del doctor Cuesta. El secretario perpetuo de la Academia parisiense de las Ciencias, cultivador eximio de las metamáticas, astronomía y física, publicó, además de Philosophia vetus et nova ad usum scholae accommodata, in Regia Burgundia olim pertractata, 4 vol., (Parisiis 1678), otra de la misma inspiración (De consensu veteris et novae philosophiae, ibid., 1663). Fontenelle diría de tales conatos que en ellos se fundían la escolástica y la Academia o, «la philosophie des mots et celle de choses», con el predominio de ésta, que de ese modo lograría abrirse más fácil p aso entre sus contrarios; cf. J. SARRAILH, La España ilustrada 159.

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