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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS EN ESPAÑA... 381 que obliguen a maestros y discípulos a emplearse totalmente a su propio deber. A esas condiciones pensaban haberse atenido en su plan, corroborán­ dolo con el ejemplo de los textos escogidos para el estudio de las artes: «Las mismas prerrogativas —escribían—que encontramos en los referidos autores en sus respectivas obras (textos de medicina), reconocemos, sin duda, en el Musschenbrock para el estudio de la física experimental, en el Heineccio para la lógica, en el Wolfio para la geometría [...]. Todos ellos tratan la materia en compendio, pero sin oscuridad, con método y estilo puro», como conviene para los principiantes, los cuales han de ser instrui­ dos «en los principios, que son como la leche de las facultades». El reparo de que tales autores no fueran católicos les parecía fútil, al no tratarse de textos de religión, sino de ciencia. Recordando que ese reparo había quedado ya rebatido en el célebre claustro de 20 de noviem­ bre de 1766 «con razones de peso», concluían ahora, en su mensaje al Consejo, echando mano de un topos ya clásico en la materia: «Porque Aristóteles no fue católico ¿ha dejado de ser apreciado y seguido en filoso­ fía? Hipócrates, Galeno y Avicena, que hasta ahora se han seguido en esta facultad, ¿fueron más cristianos que Heineccio, Musschenbrock y Boerha- ve?». Y volvían a insistir en las ventajas económicas de los textos elegi­ dos38. El dictamen de su disidente colega, el catedrático de «simples», Anto­ nio Cuesta, compuesto tras pausado análisis del plan original y leído en el claustro de 8 de agosto de 1767, pretendía ser más un retoque del antiguo método que su reforma y, en modo alguno, su sustitución. Pero a los reto­ ques anteponía una verdadera proclama de escepticismo aún contra el me­ jor plan para los alevines de la medicina en Salamanca, pues lo veía conde­ nado a caer poco menos que en el vacío: «Establézcase o no enteramente este nuevo método presentado a V. A., o sígase el antiguo con la reforma que llevo propuesta, recelo (y me parece que con fundamento) que será muy poco el adelantamiento médico en este estudio. La razón es porque creo no haber estudiantes y, sin ellos, todo sobra». Agregaba que su facul­ tad se nutría generalmente de «pobres sirvientes», escasos de tiempo, y que eran «poquísimos los que empiezan su estudio a fundamentis». Aparte de ese pesimismo, que recuerda el que se sufría en Alcalá por las mismas fechas y causa, y no obstante él, ofrecía algunas observaciones, las más igualmente de carácter crítico, sobre la facultad de artes, y, en especial, sobre el texto de filosofía. Discrepando en redondo de sus colegas, tenía 38. AHNC, l. c. ff. 119-124.

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