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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS EN ESPAÑA. 3 79 formado el plan que ha presentado a dicho real Consejo, el cual no está absolutamente aprobado por la universidad, sino con diversas modificacio­ nes, que constan del mismo claustro, y éstas no están evacuadas por ella, a causa de esperar los planes de las demás facultades, para ponerlo por la obra, y proceder a ello con más asiento, en atención a que algunos puntos que contiene el plan de medicina son transcendentales a todas ellas » 36. Más tarde informará el propio Martín que Quevedo militaba en la es­ cuela jesuítica. El y Manuel Fernández fueron comisionados para redactar la representación en el sentido visto, que debió impresionar muy poco al regio organismo, en aquellos momentos casi embalado en la carrera de la reforma universitaria. El doctor Zunzunegui, probable conocedor de am­ bas caras de la medalla y que calificaba el asunto de la mayor importancia, evadió hablar de él, como si temiera revelar un secreto, o complicarse la vida en el claustro, como estaba acaeciéndole a Martín López. Conforme a lo ordenado por el Consejo, se pasó entonces el plan al examen del rector y colegio médico, aflorando al punto, dentro ae éste, una profunda división, que originó larga demora en la devolución del mis­ mo a Madrid. Se alinearon, de un lado, sus autores, Vélez y Medina, con Zunzunegui, que cada día cobraba más relieve y responsabilidad. Era su consigna la de que el plan «de ninguna suerte debe andar de mano en mano de los individuos que componen el colegio médico». Por su parte, los doctores González, Cuesta y, hasta cierto punto, Gómez, apoyados por el rector, pretendían tomarse tiempo para leerlo personalmente. Medina y Zunzunegui lograron ser comisionados para redactar el infor­ me pedido por el Consejo en la carta orden del 30 de mayo. Antes de su elección habíase convenido en que los comisarios pudieran reunirse con los demás catedráticos de medicina donde quisieran para ver el plan en común. Decidieron convocarles en la casa de Zunzunegui, donde les fue leído. Los disconformes objetaron que era imposible enterarse de su conte­ nido por una simple lectura en casa ajena, constando el plan de «más de 33 hojas en folio, y comprendiendo una multitud de especies». Pese a sus protestas, no obtuvieron otra concesión que la de disponer del plan duran­ te ocho días más, pero siempre dentro de la citada casa. Por fin, el 6 de julio se reunieron todos en la sala de claustros de la universidad, presididos por el rector, para conocer el informe compuesto por los dos comisionados. Las posturas de ambos grupúsculos no cedieron un ápice, sino que ahora Cuesta y González exigieron se les entregara también el nuevo informe para examinarlo sosegadamente junto con todo 36. AUSal L 233 f. 51v.

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