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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS EN ESPAÑA. 377 similares, aún cuando los protagonistas contaran con la delegación o el permiso del claustro, como acababa de ocurrir con el catedrático de teolo­ gía moral. De forma inaudita, el Consejo, en vez de reprender al doctor Martín por el abandono de su cátedra, no sólo aprobaba su visita, sino que le concedía tres meses de estancia en la capital, tras asegurar que había acudido «personalmente». Esto da la medida de las ilusiones despertadas por aquella visita entre los planificadores madrileños de la enseñanza nacional, los cuales no duda­ ron en calificar su objeto de «importante negocio». Aunque en la carta concomitante se deslizaba algún error, atribuyendo la paternidad del plan médico a su portador, el contenido del mismo era suficiente para que el proyecto siguiera adelante, protegido por el real Consejo, con cuyas ideas debía concordar y, en todo caso, con el fin reformista perseguido por él. A vista de lo indicado por Campomanes, el Consejo dispuso devolver el plan a Salamanca con algunas instrucciones, en tanto el catedrático de anatomía continuaba en la corte disfrutando sus tres meses de permiso especial. En su oficio, el Consejo pidió al rector, que lo era Antonio Torres y Bayona, y al claustro de medicina informes sobre el plan, con noticia exacta del número actual de cátedras en la facultad, su salario y horas lectivas. La razón esgrimida por Madrid esclarece meridianamente la tácti­ ca seguida y el alcance de las reformas esperadas, que no serían tan revolu­ cionarias como pudiera imaginarse. Motto explícito de las mismas era el de establecer lo que convenga, a vista de lo ya establecido. O sea, reforma, o mejora, sí, ruptura, no. Esa meta coincidía de alguna manera, pero no en mucho, con la de los autores del plan, que insistían tanto en el aprecio de la tradición médica griega como en la precisión de añadirle la moderna35. Sospechamos que algunos de ellos estuvieran en contacto secreto, a espal­ das de su universidad, con personalidades madrileñas prontas al cambio y que a ellas debieran el plan y su portador la calurosa acogida dispensada. 10. Transcendencia del plan de medicina La discusión del caso de esa fuga de Martín con su plan a Madrid, en el claustro de 3 de junio de 1767, es buen índice de la división de pareceres por facultades. Es también reveladora de la dosis de inmovilismo en ellas. Ya se esbozaba la postura intransigente y apegada a viejas glorias, que en los planes definitivos de 1771 adquiriría una formulación rotunda por par­ te de la facultad de ambos derechos. 35 . Ibid., 60 . 3

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