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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS EN ESPAÑA. 371 proponían otro curso «breve», «claro», «útil»: el «Compendio anatómico» de Lorenzo Heister28. La parte filosófica del plan se concebía, por tanto, en función de la medicina, a la que habría de servir. Encarrilada ésta sobre una visión meca- nicista del cuerpo humano y el ideal del método experimental, las discipli­ nas auxiliares habrían de moldearse conforme a las exigencias de tales extremos. De ahí la insistencia en una física de índole pareja y en la nece­ sidad de las matemáticas y geometría para entenderla. Las propias asigna­ turas puramente filosóficas pagaban tributo al nuevo enfoque empírico sensista, como muestra a las claras la aparición de Condillac en la metafísi­ ca, e incluso la de Heineccius (Heinecke) en la lógica, ya que la filosofía de éste dependía de la de A. Riidiger (1673-1731), para quien ha de fun­ darse en la experiencia y la sensación. Aunque en todo ello se evidencia que la filosofía continuaba siendo la vieja esclava — «ancilla medicinae» ahora—, la moderna entraba aunque lateralmente, en la primera universidad hispana, con estatuto de presu­ puesto imprescindible para la mejor comprensión de las materias médicas. Los autores del plan eran conscientes de que su gesto significaba la ruptura con el saber básico tradicional, ya que, hasta aquel momento, una y la misma filosofía había sido el fundamento de todas las facultades. Bien percatados de ello, reclamaban para sí las ventajas que los teólogos habían gozado, dejándoles de buen grado el cultivo o repetición del peripatetismo, si consonaba con los principios de su ciencia. Pero no veían cómo coordi­ nar con una medicina erigida sobre el mecanicismo una especulación tan reñida con él como la aristotélica. 28. Armando BOERHAAVE (1668-1738), Instituiones medicae in usus annuae exercitationis domesticae digestae (Lugduni B. 1708) y Aphorismi de cognoscendis et curandis morbis in usum doctrinae domesticae medicae digestí (i b i d 1709): con Musschenbroek y S’van Grave- sande en física y, sobre todo Boerhaave en medicina, la «escuela de Leiden» irradió influjo casi ubícuoto en Europa; Gerardo van SwiETEN (1700-1772), Commentarii in Boerbaavii Ap- borismos (ibid., 1741), era natural de Leiden, donde estudió medicina con Boerhaave, cuya cátedra regentó en el último y enfermizo decenio de su vida, sin poder obtenerla en propiedad por ser católico; llamado a Viena por María Teresa para que reorganizara el estudio de la medicina, lo llevó a cabo de 1749 a 1753, reformando al mismo tiempo su universidad (caso precursor y análogo al más tímido del colegio médico salmantino, sobre el que puede verse nuestro La reforma de los estudios filosóficos en España bajo Carlos III: Modelos extranjeros, en Laurentianum 21 [1980] 361s); Alberto von HALLF.R (1708-1777), de Berna, personalidad polifacética, se doctoró en medicina en Leiden y en esa especialidad publicó, entre otras obras, unos comentarios a los pronósticos de Boerhaave y Elementa pbysiologiae corporis bumani, 8 vol. (Lausannae 1757-1766); Lorenzo HEISTER (1683-1758), alemán, formado igual­ mente en Leiden: Compendium anatomicum veterum recentiorumque observationes et inventa brevissime complectens (Altorfi 1717); acerca del substrato físico-filosófico de la iatromecáni- ca, cf. en L. GEYMONAT, Storia del pensiero filosofico e scientifico, III, II Settecento, Milano 1977, 238s 258s.

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