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366 GERMAN ZAMORA «toreros», tachados por Campomanes en alguna ocasión de vergüenza para la universidad y que la junta consideraba inútiles22. Pero el paso más importante en aquella década, por su parte, sólo equiparable en alcance al que daría, poco después en el mismo sentido y con radio nacional el propio Consejo, fue el ocurrido en el pleno de 20 de noviembre de dicho año: la presentación del nuevo plan de medicina a toda la universidad. Gracias a él, puede afirmarse que la de Salamanca retuvo su primado entre las españolas en cuanto a iniciativa de restauración intelectual, anticipándose, aunque sectorialmente, al informe de Mayans sobre reforma de los estudios, redactado entre enero y mayo del 67, y al plan sevillano de Olavide, compuesto en los últimos meses de ese mismo año23. 7. Los médicos, avanzadilla de la reforma filosófica Fuera a causa de la relativa juventud de los miembros de la facultad de medicina, o por sentir más vivamente que sus compañeros de claustro el reto del desarrollo científico, o porque en su área se habían acusado los 22. «Actos toreros»: cf. ibid. 173-206 y 211-221, AUSal L. 232 f. 40 y AGSGJ leg. 944. Véase más adelante en este estudio. El nombre tuvo, tal vez, origen burlesco: «sin duda, por irrisión y burla», motivadas por el modo como se hacían, explicación que corroboraría su otro apodo de «formularios» (l. cit. 188). En su revisión de un expediente sobre actos públi­ cos pro universitate en la facultad de derechos en 1768, Campomanes contraponía los actos públicos, «que son el principal nervio de la enseñanza y adelantamiento» a los «actos toreros», voz que la misma universidad pide que se tilde y borre como ofensiva de su gravedad, denigrativa de su fama e indecorosa a sus estudios, voz que sólo puede producir desprecio hacia la facultad de jurisprudencia, que es la única que los ha adoptado y mantiene, pero voz que corresponde llenamente a su significado, porque estos actos toreros se reducen a juntarse la facultad en el general o aula destinada para sus funciones públicas, subir un doctor a la cátedra, ponerse un catedrático de regencia en el lugar de los sustentantes y, sin proponer especie alguna escolástica, ni tratar de cosa conducente a la utilidad del estudio, volverse a levantar, y marchar todos, durando esta función burlesca dos o tres minutos; pero cobrando antes las propinas que se reparten» (AGSGJ, l. cit.). 23. Incluso los juicios emitidos acerca del plan salmantino de medicina por varias auto­ ridades precedieron al plan de Olavide, como los de Miguel Bernades, del 22-VTI-1767, Casimiro Gómez Ortega, en la misma fecha y el del real protomedicato, de 21-VTII-1767. Sobre el plan de Olavide, ver Francisco AGUILAR PlÑAL, Plan de estudios para la Universidad de Sevilla, Barcelona 1968, 41 y La Universidad de Sevilla en el siglo XVIII. Estudio sobre la primera reforma universitaria moderna, Sevilla 1969, 264. La primacía hispalense en la materia no radica en la fecha de su iniciativa y de presentación del plan al Consejo, sino en la de su aprobación por éste y, bajo otro punto de vista, en su globalidad, pues no era sectorial. Sobre la Idea de Mayans, cf., entre otros, M. PESET y J. L. PESET, Gregorio Mayans y la reforma universitaria. Idea del nuevo método que se puede practicar en la enseñanza de las universidades de España. 1 de abril de 1767, Valencia 1975, filosofía 220-224; y Antonio MESTRE SANCHÍS, Ilustración y reforma de la Iglesia. Pensamiento político-religioso de don Gregorio Mayans y Sisear (1699-1781), ibid, 1968, 319-320.

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