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LA REFORMA DE LOS ESTUDIOS FILOSOFICOS EN ESPAÑA. 361 de las cosas», agregando a los vetustos estatutos cuanto juzgara conducente para el adelantamiento escolar, y limando de ellos lo que fuera su rémora. Por ese camino se esperaba, según decía un catedrático de medicina en informe privado al Consejo, «devolver la universidad a aquel subido es­ plendor y alto crédito con que entre todas las demás se distinguió en los pasados» tiempos. Esta magna junta constaba de ocho miembros, dos por facultad. Por la de teología fueron elegidos Manuel Bernardo de Ribera, catedrá­ tico de Escoto, y Felipe Velasco, catedrático de regencia de artes, y oposi­ tor a las cátedras de regencia y propiedad de teología. Por la de jurisprudencia canónica y civil: Jerónimo de Ruedas Morales, catedrático de prima de leyes, y Andrés Santos, que lo era de clementinas. Por medicina: Francisco Vélez, catedrático de prima, y Juan de Medina, catedrático de vísperas. Por artest en fin, los maestros Diego de Torres Villarroel, catedrático jubilado de matemáticas, y Alonso Canseco, catedrático de propiedad de súmulas, maestro en artes y doctor en teología. Esta junta de la buena enseñanza debía rendir mensualmente cuentas al claustro de sus proyectos renovadores, así como del plan que a base de los mismos fuera esbozando 15. 15. Ibid., f. 61. En el claustro de 26-VIII-1766, constitutivo de la junta, la universidad tomó estos acuerdos: «Lo primero, que se quiten todos los asuetos graciosos. Lo segundo, que se nombrasen, como se nombraron, ocho comisarios, dos de cada facultad, que fueron nombrados por votos secretos [...], los cuales formen una junta con amplísimas facultades para tratar los asuntos propuestos, y providenciar los medios que les parecieren más oportu­ nos para impedir, cortar o precaver los abusos y fraudes que haya o pueda haber en ellas. Asimismo, reconozcan los estatutos que hablan de enseñanza, y añadan o quiten lo que para su adelantamiento juzguen conducente según la presen te constitución de las cosas [...]. Y que, de todo lo que fueren proyectando, formen un plan, [del] que darán cuenta al claustro cada mes para que, si no alcanzasen las atribuciones que piense la junta para satisfacer los deseos e intentos de la universidad, tome ésta las que juzgue más convenientes». Un trasunto de lo mismo, con matices más progresistas todavía, puede verse en el informe presentado al Conse­ jo (AHNC leg. 5459 n. 6: Expediente causado a instancia del doctor don Juan Martínez [sic] López, catedrático de anatomía de la universidad de Salamanca, sobre la aprobación de un nuevo plan, que ha form ado junto con don Agustín de Medina, en que se arregla el método y forma que se deberá en adelante [observar] en los estudios de la facultad de medicina, cirugía, botánica y física experimental, f. 1). Dice este informe que la misión de la junta de la buena enseñanza era promover por todos los medios los «progresos de la literatura» y la formación de un plan de enseñanza por y para cada facultad, «acomodado a nuestro tiempo y al genio de nuestros estudiantes»; y, en fin, «restituir la universidad a aquel subido esplendor y alto crédito con que entre todas las demás se disntiguió en los pasados». La primera de esas fórmulas descubre en su autor a un ilustrado; en la universidad de Salamanca, cuyo libro de claustros no hablaba aún el lenguaje de la Ilustración, había ya una facción que la conocía y seguía con interés, aunque moderado, como revelan las otras dos frases, o sea, de Ilustración a la española.

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