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282 BERNARDINO DE ARMELLADA perfectamente la lógica de Escoto, quien afirma una tal inclinación natural en los mismos condenados, puesto que conservan la naturaleza propia (hu­ mana o angélica), referida esencialmente a su perfección. Decir que esa inclinación natural en los condenados es algo vano por no llegar a su término, equivaldría a decir que son en vano hombres o ángeles20, abolien­ do así el espacio misterioso de la libertad, tanto en Dios, que comunica el don, como en la creatura que lo acepta o rechaza. Digamos que hasta aquí los razonamientos y solución de Frassen no tienen nada de extraño y concuerdan del todo con los principios escotistas que siempre estuvieron a la base del problema del sobrenatural: una forma (o perfección) no dirá nunca relación de sobrenaturalidad en el sujeto (o ser) que la recibe como perfección propia.. La sobrenaturalidad remite más bien al origen de la perfección (al agente21 o al constitutivo, por así decir, de la misma perfección). Por ejemplo, explica así la necesidad del «lumen gloriae» para la visión intuitiva de Dios: la razón de la necesidad de tal auxilio sobrenatural radica en que el entendimiento (potencia) es de por sí incapaz de producir actos sobrenaturales. Si el «lumen gloriae» fuera necesario a la potencia en cuanto pasiva (= receptiva de la perfección sobrenatural) a causa de la sobrenaturalidad de la perfección a recibir, se vendría a caer en un proceso infinito22. (Es decir, que para ajustarse al «lumen» sobrenatural se necesitaría otra forma sobrenatural intermedia, y otra para ésta, y así sucesivamente). Tal es la última razón metafísica y lógica de la teoría escotista del apetito natural: ajustarse a un ser perfeccio­ nándolo implica inmediatez y naturalidad respecto de la forma que adviene. 20. «Denique, inquit Doctor quaest 11, n. 8, quod ordinatur ad multas formas ordinatas, maxime ordinatur ad perfectissimam: sed voluntas ordinatur ad multas volitiones, et intellectus ad multas intellectiones: ergo maxime ad beatitudinem, cum sit perfectissima. Quod argumen- tum, licet maxime urgeat pro appetitu elicito, nihilominus etiam naturalem comprobat, cum natura ex se ordinetur ad id quod sui maxime perfectivum est, qualis est visio beatifica. Unde merito concludit Doctor, quaest. 10, n. 13: Quod in damnatis est appetitus naturalis respectu beatitudinis, quia appetitus naturalis non addit aliquam perfectionem super naturam absolutam, sed solum inclinationem ipsius naturae ad suam perfectionem: et ideo manente natura manet ille appetitus. Addit: Et si dicas quod tunc ille appetitus erit frustra: etiam dicas, quod damnati frustra sunt homines vel Angeli, cum appetitus naturalis non addat absolutum aliquid super naturam eorum» (Ibid., p. 354s). No hay que perder nunca de vista el carácter abierto de la metafisica escotista, cuya tensión dinámica se refleja, por ejemplo, en la teoría de la pluralidad de formas substanciales con su correspondiente aplicación a un escalonamiento también en el orden de los fines. 21. «...supernaturalem formam dici tantum per ordinem ad agens ipsius productivum, non vero per ordinem ad subiectum ipsius receptivum» (Ibid., q. 2; p. 338). 22. «Ratio necessitatis (luminis gloriae) est quia potentia ex se est insufficiens ad elicien- dos actus supernaturales. Si esset necessarium Lumen quatenus passiva propter supernatura- litatem recepti, haberetur processus in infinitum» (Ibid., sect. 2, q. 2; p. 405).

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