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284 BERNARDINO DE ARMELLADA escotismo29, a no ser en la respuesta a la cuarta objeción, donde resultan interesantes algunas indicaciones sobre el alcance o significado profundo de ese apetito del escotismo. La dificultad es la siguiente: El deseo natural (apetito innato) sería un efecto de Dios en cuanto autor de la naturaleza. Una tendencia así no puede referirse a Dios más que como fin natural del hombre, mientras que la visión beatífica es fin sobrenatural. Además es inconcebible que Dios infunda un apetito natural en la creatura, en cuanto autor de la naturaleza, y que no pueda luego satisfacerlo también en cuanto autor de la naturaleza. Pues todos los teólogos están de acuerdo en que la consecución de la visión beatífica exige por parte de Dios la donación de medios entitativamente sobrenaturales que proceden de él en cuanto autor de la gracia30. La solución de Frassen modifica en parte la tradicional terminología escotista, para rechazar la estrechez de la objeción que tan lícidamente se ha autopropuesto. Dice que Dios, en cuanto autor de la naturaleza, ha impreso en el hombre un apetito general a la posesión de Dios, de cualquier modo que ésta sea, y a todo lo que sea perfección de la naturaleza humana. No importa aquí el modo cómo esa perfección se lleva a efecto, bien sea por la actividad natural del hombre o por una interven­ ción especial de D ios31. La dificultad pecaría de petición de principio su­ poniendo gratuitamente que tiene que ser una tendencia eficaz, incluyendo en sí los medios para la consecución del fin. No es así el apetito innato a la visión beatífica según la mente escotista. Se lo considera, en cuanto natural, radicalmente ineficaz32. 29. Cf. por ejemplo mis trabajos citados en la nota 4, especialmente Metafísica escotista del sobrenatural..., 457ss; y Concepción unitaria del fin del hombre..., 280ss. 30. «Appetitus naturalis est a Deo ut auctore naturae..., sed appetitus visionis intuitivae Dei non potest esse ab auctore naturae: ergo non potest dari appetitus naturalis ad illam. Minor probatur: primo, appetitus a Deo ut auctore naturae inditus, solum tendit in Deum ut est finis naturalis: sed Deus, ut clare visus, non est finis naturalis, sed supernaturalis: ergo appetitus visionis intuitivae Dei non potest esse a Deo ut auctore nature. Secundo, auctor naturae non dat appetitum quem non possit explere: sed Deus ut auctor naturae, non potest explere appetitum vivionis beatificae, quia non potest illum appetitum explere nisi dando media ad talis visionis consecutionem: sed Deus ut auctor naturae non tribuit media necessa- ria ad visionem beatificam; cum enim illa media sint entitative supernaturalia... non procedunt a Deo, nisi ut auctore gratiae et gloriae» (Seotus Academicus, ibid., p. 356). 31. «Negó minorem: similiter et utramque illius probationem; auctor enim naturae gene- ralem ipsi appetitum indidit tum ad omnimodam sui possessionem, tum ad id quod illius naturae perfectivum est: sive interim illa Dei possessio et naturae perfectio acquiratur solis naturae viribus aut divinitus indito auxilio» (Ibid.). 32. «Adde quod hic sermo sit tantum de appetitu inefficaci, non autem de efficaci, applicanti scilicet media ad finis consecutionem. Ideoque non urgent praefatae minoris proba- tiones, quae solum de appetitu efficaci sunt intelligendae. Nos autem de inefficaci loquimur». Ibid. En terminilogía más actual se puede decir que la cuestión del apetito «innato» se limita a la fundamental «condición de posibilidad» del orden sobrenatural de parte del hombre, no a la realización complexiva del orden de la gracia.

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