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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 263 terreno, como la habida en las ciudades de Sodoma y Gomorra (Gen 19). En 1 Tim 1, 10 aparecen juntos los «prostitutos y los sodomistas»127. En la lista de pecados de 1 Cor 5, lOs Pablo pide a sus lectores que no se mezclen con los «pórnoi». Y se refiere a los «pórnoi» que existen en la comunidad. El «pórnos» no era arrojado fuera; como la cizaña coexiste con el trigo hasta el final (Mt 13, 30); sigue conviviendo con los hermanos, pero, según dice en otro catálogo, 1 Cor 6, 9-10, los «pórnoi» forman parte del grupo que no herederá el reino de Dios. Y en el catálogo propia mente dicho de Rom 1, 29-31 —no en la descripción del paganismo, Rom 1, 24-28— Pablo menciona la lujuria, ponería, en el grupo de cuatro vicios: «injusticia, malicia, codicia y perversidad» 128. La impureza, akazarsía, es un pecado más amplio que la fornicación. Además del pecado sexual como tal, hace referencia también a los pensa mientos indecentes, no limpios. Como punto de apoyo para darnos cuenta de la amplitud de su significado baste con decir que akazarsía es lo contra rio a la santidad o agiasmós (Rom 6, 19)129. El tercer término mencionado en este apartado, asélgeia, designa el libertinismo absoluto de tales actos, el deterioro total de la vida sexual. Aparece también en Rom 13, 13; 2 Cor 12, 21; 2 Pe 2, 2. 7. 18. En el término se halla contenida la total insaciabilidad de quien se deja vencer por el sexo. Se designa una conducta en la que manda el sexo y pide 127. EWNT III, col. 528-533. 128. H. S chlier , o. c., 1952. 129. Porneia y akazarsía son mencionadas juntas en Col 3, 5 y en Ef 5, 3. En el primer caso se añade pazos que designa la inutilidad del hombre que es dominado por las pasiones y es incapaz de llegar a la apazeia. Pero, en concreto, en la parénesis cristiana pazos hace referencia a la pasión sexual vergonzosa (1 Tes 4, 5; Rom 1, 26). Al texto de Ef 5, 3, referente a la lujuria, se le añaden tres precisiones que son hápax en el NT: aisjrótes, conversaciones deshonestas estúpidas; morolaguía, palabras necias, brabuconería sin medida; eutrapelia, chis tes groseros. Frente al «todo es lícito» comienza a surgir, por el célebre movimiento pendular, el «nada es lícito». Se insiste en la necesidad de aplicar todos los medios para evitar la profanación del templo de Dios, que es el hombre. Las leyes rituales, los principios sobre la vida y la sangre determinan unas normas y unos comportamientos que requerían una revisión profunda una vez pasados aquellos. Llama la atención que el catálogo de Col 3, 5 hable de «mortificar vuestros miembros terrenos» y después menciona cinco pecados. Subyace la mentalidad iraní según la cual los miembros del hombre son las obras buenas o malas. Aquí, naturalmente, se trata de las malas. El ser celeste del hombre se forma a base de sus obras. Y son enumeradas cinco buenas y cinco malas. Por eso en Col 3, 5. 8. 12 el principio determinante es el cinco. Y recurre a él para interpretar las exigencias cristianas. Al hombre no se le puede separar de sus obras. Estas forman parte de él. Sólo a través de la muerte, en la que muere el propio yo, puede abrirse el camino a la nueva vida. Lo que cae bajo el juicio y el quehacer de la muerte, mortificad, se expresa en una serie de cinco pecados (E. LOHSE, Die Brie/e an die Kolosser und an Philemon, Góttingen 1968, 198).
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