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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 261 La pleonexia se halla muy cercana al sueño de José, por el que fue odiado por sus hermanos: la gavilla erecta ante la que se inclinan todas las demás en actitud de reverencia y de adoración (Gen 37, 5-8). Pleonexia se encuentra también en el único catálogo de pecados que nos refieren los evangelios (Me 7, 21s). Por dos veces, lo sexual está en relación con la conducta referente a la propiedad. En el v. 21 indica el movimiento del hombre interior que conduce a acciones torpes, entre las que debe destacarse la explotación del prójimo. 2.a La avaricia adquiere particular gravedad cuando el que la posee —o mejor, aquel que es poseído por ella— pertenece al cuadro dirigente de la comunidad. El cuadro dirigente puede ser utilizado como base para ganar dinero, para satisfacer a su señor llamado mammón. Este es el caso mencionado en la segunda carta de Pedro: en su codicia querrán traficar con vosotros a base de palabras engañosas (2 Pe 2, 3). Según este texto «los rescatados» (2 Pe 2, 1) se convierten en «traficantes» (2 Pe 2, 3). En la misma línea está la carta de Judas: E sos son los que manchan vuestros encuentros fraternos banqueteando sin vergüenza alguna y preocupándose sólo de ellos (Jud 12a). Este texto traduce el significado de pleonexia , aun que no utilice el término124. Por lo que dice Pablo, la avaricia, o la tentación de la misma, parece inseparablemente unida a los cargos dirigentes dentro de la comunidad. Uno de los títulos que exhibe el Apóstol casi con arrogancia es el haber superado dicha tentación: Dios es testigo, y vosotros lo sabéis, de que nunca nos movieron la adulación o la avaricia (1 Tes 2, 5). La finalidad en su apostolado no fue la de enriquecerse. Una verdadera excepción. En la segunda carta a los de Corinto dedica Pablo una atención especial a este vicio destructor de la vida de la comunidad: él no ha explotado a nadie (= pleonektein)\ ni él ni ninguno de los enviados por él a aquella comunidad se habían conducido por este motivo (2 Cor 12, 17s). Pablo quiere que entiendan la gran colecta que está organizando a favor de la iglesia de Jerusalén como signo de bendición, no como una manifestación de avaricia. Y quiere que esta bendición de Dios lo sea con generosidad, no con mezquindad. El Apóstol quiere que sus fieles de Corinto superen la escasa medida; la pequeña cantidad del don, de la aportación personal, sería un signo de avaricia, ¡una tacañería! Pretenderían quedar bien por poco dinero. Entonces, lo mismo que ahora. La ridiculez de las colectas organizadas en las iglesias tienen sus antecedentes más remotos en la que 124. TWNT VI, 272.
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