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260 FELIPE F. RAMOS vocablo en sí mismo y en el contexto ya expuesto nos lleva a distinguir dos dimensiones: 1.a La de convertirse en una filosofía de la vida que consiste en ganar dinero. Lo advierte Lucas en el texto siguiente: Tened mucho cuidado con toda clase de avaricia; que aunque se nade en la abundancia, la vida no depende de las riquezas (Le 12, 15). La pleonexia , yuxtapuesta a la fornicación y a la impureza (Ef 5, 3) reaparece destacada en Ef 5, 5: Porque habéis de saber que ningún lujurioso o avaro —que es como si fuera idólatra — tendrá parte en la herencia del reino de Cristo y de Dios. El pleonektés es un idólatra. La misma identifica ción se hace en Col 3, 5. ¿Por qué el avaro es definido como un adorador de ídolos? La explicación más satisfactoria nos obliga a recurrir a las pala bras de Jesús sobre las riquezas representadas como un señor al que hay que servir123. Esta identificación nos hace caer en la cuenta de cómo la comunidad cristiana primitiva vio con absoluta claridad la tremenda peligrosidad del pecado de la pleonexia en referencia a la unidad dentro de la comunidad. Su poder es devastador. La doble vida, de la que tanto se ha hablado en el mundo eclesiástico, aunque no sólo en él, debiera haberse fijado menos en el campo sexual y haberlo ampliado más al de la avaricia-codicia-pose sión ilimitada, bien sea en la realidad bien lo sea en la intencionalidad. Junto a la apetencia sensual, a la que pertenecen los excesos en la comida y en la bebida, la posesión material amenaza de manera especial la existen cia cristiana. La lleva por caminos antidivinos, verdaderamente demonía cos, que la separan por completo de Dios por servir a un seductor poder extraño llamado mammón. Pablo prohíbe el trato, dentro de la comunidad —entre otras personas viciosas excluidas— con el pleonektés y con el ladrón (1 Cor 5, lOs; 6, 10). El común denominador de ambos es el ataque violento a la propiedad ajena. En muchos textos se trata de una conducta engañosa que existe entre los que se dicen hermanos. Pleonexia es uno de los hechos fundamentales de los que se deduce que quien está dominado por ella —es un vicio propio de los paganos— se halla abandonado de Dios. Es Dios quien le ha entregado a ella, como consecuencia de su falta de fidelidad a sus exigencias. En Rom 1, 29 se halla mencionada en un grupo de cuatro pecados que constituyen el desho nor dentro de la comunidad cristiana: «injusticia, malicia, codicia, perversi dad». Es uno de los pecados que hace imposible la convivencia humana. 123. «Der Mammon ist als Götze gedacht wie Mt 6, 24» (TWNT II, 377).
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