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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 257 Siguiendo, de forma general, el pensamiento judío, que considera la epizymía como el principio (= kefalé) de todo pecado, el NT la atribuye un concepto mayoritariamente negativo: los malos apetitos o apetencias. Su contenido se halla muy próximo al de la «carne (= sarks). Este hecho, sin embargo, no nos obliga a centrar la epizymia en el terreno sexual, aunque éste no quede excluido116. Su proximidad a la «carne», en el senti do más peyorativo de la palabra, la pone de relieve el Apóstol cuando une las dos palabras: epyzymía y sarks (Gal 5, 16): epizymían sarkós; Ef 2, 3: en tais episymiais sarkós emón). Cuando Pablo afirma que Dios entregó a los paganos en tais epizymiáis (Rom 1, 24) está describiendo un estado peculiar del hombre abandonado a sus deseos naturales que llevan inexorablemente a su destrucción moral y espiritual. Las «concupiscencias» preparan, justi fican y exigen un juicio que aparte al hombre del mundo de lo divino; es el juicio de condenación. Cuál sea el objeto de la concupiscencia condenable en cada caso lo dice el contexto: la mujer (Mt 5, 28); las demás codicias (Me 4, 19): a propósito de la parábola del sembrador); lo malo (1 Cor 10, 6); las tenden cias de la «carne», en oposición a las del Espíritu (Gal 5, 17); la concupis cencia de la carne (Ef 2, 3; 2 Pe 2, 18; 1Jn 2, 10); de los ojos (1 Jn 2, 16); los apetitos desordenados (1 Pe 2, 11)... La abreviación y ampliación de los mandamientos 9 y 10 al simple «no codiciarás» (Rom 7, 7; 13, 9) se encuentra así también en 4 Mac 2, 6. El hecho demuestra que se trata, probablemente, de una concepción prepau- lina. ¿El eco le ha llegado a Pablo desde las ondas judías o desde las estoicas? Ambos mundos se habían ocupado ampliamente de la epizymia. Algo específicamente estoico sólo se encuentra en este texto: Sin dejarse arrastrar por la pasión (= pazos epizymías), como son arrastrados los gentiles que no conocen a Dios (1 Tes 4, 5). La oposición entre las palabras-discur sos y la epizymia no existe en Pablo y, para él, la epizymia es mala no porque sea contraria a la razón, sino porque va en contra de la obediencia y del amor debidos a Dios. Pablo es el único autor del NT que ofrece una visión coherente del hombre pecador. Para él la epizymia es una forma de expresar la realidad del pecado que domina al hombre y que, ya independientemente de la epizymía excitada por la ley, está muerto a la vida superior (Rom 7, 7s). Si la concupiscencia es presentada como consecuencia de la prohibición, esto lo único que demuestra es que el hombre es carne, que en él existe un principio o una tendencia al mal, que se desata ante el objeto apetecido 116. EWNTII, col. 69.
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