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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 253 de considerar la «carne» corno el principio regulador de la conducta. Justa mente en ese sentido se lo reprochaban sus enemigos. El sentido bíblico de la palabra «carne» tiene sus últimas raíces en el AT. En él significa el aspecto débil, frágil, limitado, del hombre frente al Dios todopoderoso108. Este significado establece un primer contraste entre la carne y el espíritu (Gen 6, 3; Is 31, 3). Tengamos en cuenta que Pablo no se preocupa de la constitución física del hombre sino de su condición específica en relación con Dios. Para él, el término «carne» no designa la parte material, física, del hombre en contraposición a la espiritual e invisi ble. El tiene una visión unitaria del hombre, que excluye una concepción dicotomica o tricotómica del mismo, al estilo de la filosofía griega, del helenismo y del gnosticismo109. Lo que ocurrió a Pablo, como a los grandes maestros de la fe cristiana, fue que descubrió el aspecto «condenable» casi necesariamente unido a la palabra «carne». El aspecto condenable de la palabra no arranca de su equivalencia con lo simplemente humano, con las limitaciones naturales a las que nos hemos referido. Hay algo más. Hay mucho más. Lo «condena ble» de la carne está en la consideración de la misma como principio absoluto de confianza en orden a la salvación y realización total de la existencia humana. Al considerar así a la «carne» se excluye a Dios como principio de salvación. Dios no es necesario. La carne se basta y se sobra. Surge así la oposición entre la carne y el espíritu (Gal 5, 17). El sentido radicalmente peyorativo de la «carne» se manifiesta en aque llos textos en los que aparece el hombre bajo el poder del pecado que todo lo domina (Rom 7, 5. 14. 18. 25; 8, 8). Estehombre se halla inmerso en una existencia pecadora, enemiga de Dios, y es incapaz de liberarse de ella por su propio esfuerzo. La única posibilidad consiste en acogerse al poder salvador de Cristo que, a través de su muerte y resurrección, quitó su poder absoluto al pecado no. Nadie se basta a sí mismo. Nadie puede apoyarse en sus propias obras para considerarse justificado ante Dios, gracias al mérito alcanzado por su propio esfuerzo. La misión que el Padre hace del Hijo «con una naturaleza semejante a la del pecado» (Rom 8, 3) tuvo lugar para atacar al enemigo 108. Donde mejor se refleja esta mentalidad es en el mundo joánico. La carne designa la naturaleza humana del Logos, tanto en el evangelio (Jn 1, 14) como en la primera y en la segunda carta (1 Jn 4, 2; 2 Jn 7). El Padre le concedió el poder sobre «toda carne». El «juzgar según la carne» es hacerlo según los criterios humanos (Jn 8, 15). Nacer «de la carne» (Jn 3, 6) significa pertenecer a la esfera terrena, sin posibilidad de acceso al reino de Dios. Para esto se necesita un nuevo nacimiento (Jn 3, 3. 5). 109. D.B.S. VII, col. 502; EWNT III, col. 549. 110. EWNT III, col. 549.
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