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252 FELIPE F. RAMOS aquellos que presumen de ella; reconoce que no todo es malo en ellos; admite lo que objetivamente es bueno en lo que hacen; su conciencia pue de sustituir con mucha ventaja a la ley (Rom 2, 14s)105. Esto significa que Pablo no contrapone lo bueno, el cristianismo, a lo malo, el paganismo. Acepta lo bueno que hay en las dos realidades existen tes. Condena la maldad moral esté donde esté, aunque reconoce una mayor degeneración moral en el mundo pagano. El paganismo demostró sobrada mente que era incapaz de reformar y de regenerar a la humanidad. Así lo demostró el paganismo de entonces. Así lo demuestra el paganismo de ahora, cuya actitud frente a los valores morales —de los que prescinde jactanciosamente— está creando una sociedad deshumanizada y amoral, que vive a ras de tierra, estrellada contra sus mismas apetencias y aplastada por una pseudolibertad que la hizo soñar con poder levantar el vuelo hacia unas alturas sobrehumanas y, sin embargo, la han hecho caer en picado muy por debajo de lo que el autor de la naturaleza pensó para el hombre. III. V ivir en la « carn e » Pablo vive en la carne, en el mundo, en su ambiente, como un ciudada no normal y corriente; sujeto a todas las limitaciones que el ser humano impone; condicionado por las circunstancias que le rodean. La carne desig na, por tanto, la existencia natural terrena o la existencia humana en la perspectiva del mundo y organizada según el baremo humano106. Un texto como éste: Pues aunque vivimos en la carne, no militamos según la carne (2 Cor 10, 3), nos habla de la posibilidad de utilizar la palabra «carne» de forma aceptable, en un significado neutro, en el que no tiene relación alguna con el pecado. La vida del creyente puede ser considerada como un «andar en la carne». Esta expresión nada tiene que ver con el pecado. El Apóstol se considera a sí mismo en el polo opuesto al pecado, viviendo Cristo en él (Gal 2, 20). Sin embargo, hace compatible esta forma de hablar con la de andar en la carne107. Respondiendo a sus adversarios, que le acusaban de «caminar en la carne» él afirma: «eso no es cierto; porque, aunque, naturalmente, caminamos en la carne, sin embargo, no militamos según la carne». Casi es inevitable pensar que Pablo se está contradiciendo. Y ello porque el reconocimiento de «andar en la carne» implica el riesgo 105. W. SANDAY - A. C. H ea d la m , The Epistle to the Romans, Edinburg 1958, 49. 106. EWNT III, col. 550. 107. Dictionnaire de la Bible, Supplement. Abreviado en D.B.S., VII, col. 502.
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