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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 251 Ellos reflejan una situación moral o religiosa; describen lo que ven a su alrededor; conectan los hechos mencionados con las tendencias permanen tes de la vida humana y con los principios universales con los que Dios gobierna el mundo. Los judíos de la dispersión —con la Torá en la mano— no podían menos de constatar los vicios de los paganos, especialmente los pecados sexuales, sobre todo los considerados «contra naturam». La degradación moral de los paganos estaba destruyendo su humanidad y ellos asemeján dose a las bestias. Los judíos, por mal que estuviesen, eran un enfermo grave con alguna esperanza de recuperación. La que les ofrecía la Torá. Los paganos, por el contrario, eran enfermos desahuciados, sin esperanza alguna, a los que el médico ya no prohíbe nada104. En realidad, la valora ción que podía hacerse desde la luz de la fe cristiana coincide plenamente con la que hacían los judíos: Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero yace en poder del maligno (1 Jn 5, 19). Cuando Pablo utiliza los catálogos que le ofrece su entorno filosófico- moral añade a ellos la experiencia que ha adquirido en sus viajes. El había podido comprobar personalmente la situación moral del paganismo. El conocía por experiencia que la idolatría y el desenfreno moral se encontra ban por doquier; que los mitos paganos atribuían a sus dioses toda clase de inmoralidades; que los cultos idolátricos lascivos de los dioses de Egipto y del Oriente eran incompatibles con la santidad de Yahvé y se hallaban denunciados por ella; que los paganos encontraban en la licencia de sus dioses una justificación de sus vicios; que la imaginación humana, siguien do sus propios recursos, proyectase en el propio Panteón toda la malicia moral que veía en sí mismo. Esta situación agravaba el problema porque hacía suponer que el discípulo no iba a superar al maestro, que el iniciado en la prácticca de una de esas religiones pudiese tener siquiera la intención de superar los vicios que estaban arraigados en sus dioses. La religión judía y cristiana están, moralmente hablando, cien codos por encima de las de su entorno. Y ello es debido a la revelación e influen cia sobrenaturales. Dicha influencia era sencillamente inexistente en las religiones aludidas. Cuando Pablo describe la situación moral de los paganos —y éste es el contexto en el que escribe Rom 1, 21-32— lo está haciendo con la máxima objetividad de que es capaz, no desde unos prejuicios contra ellos. Así se deduce del capítulo segundo de la carta a los Romanos. Admite la posibili dad de que aquellos que no tienen ley se hallen a mayor altura moral que 104. W. S a n d a y - A. C. H ea d la m , The Epistle to the Romans, Edinburg 1958, 49.
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