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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 243 oro del templo que por el templo mismo... Una religión que procede así ha suplantado la vida por la palabrería vana. La ha destruido. Se ha auto- destruido. 4.a El problema de los diezmos (Mt 23, 23s). Se denuncia una fidelidad a las exigencias de la balanza para dar a Dios la parte que le corresponde, la décima parte, cuando Dios quiere al hombre en su totalidad. Lo verda deramente importante: la justicia, la misericordia y la fe, que es la fidelidad a la justicia y a la compasión en la vida de cada d ía91. No hacerlo así, según la metáfora preciosa de Jesús, es «colar un mosquito y tragarse un camello». La frase «esto debe hacerse» es, probablemente, una glosa. Difí cilmente puede uno imaginarse a Jesús con una balanza en la mano para formular las obligaciones del hombre para con Dios. 5.a El tema de la pureza legal (Mt 23, 25s). Es imposible lavar la copa sólo por fuera. El interior «lleno de rapiña e intemperancia» se refiere al contenido de la copa que, entre los dirigentes del templo, se llenaba a base de su rapacidad y de la extorsión y manipulación de la gente sencilla. Se condena de este modo una religión puramente exterior, que pretende enga ñar a Dios y apaciguar la propia conciencia. Lo malo es que no consigue ninguna de las dos cosas. 6.a La importancia de las apariencias (Mt 23, 27s). Jesús había visto muchas veces aquellos sepulcros pintados de blanco para evitar que fuesen pisados por los peregrinos que subían a las fiestas de Jerusalén y quedasen, por dicho acto, «impurificados». Se busca aquí el contraste entre la blancu ra exterior y la podredumbre interior. Es el pecado de la respetabilidad92. Jesús nunca condenó los pecados pasional-temperamentales, pero fue im placable con el pecado de la soberbia y de la codicia. ¡El interior está lleno de muerte! Naturalmente que se refiere a la muerte espiritual de los justos respetables. 7.a Honor a los profetas de ayer y muerte a los de hoy (Mt 23, 29-32). El profeta que molesta, que denuncia la injusticia es el que vive, no el muerto. A éste se le pueden tributar honores —lo vemos con bastante frecuencia— y levantar monumentos. En cualquier caso, la solidaridad de la historia es tremendamente acusadora. Jesús lo ve así: sois hijos de los que mataron a los profetas. Se halla subyacente el pensamiento de la elimi nación o silenciación de la palabra profètica, del profeta actual, al que rendirán homenaje las generaciones venideras. 91. Interpreter’s Bible. Comentario al evangelio de Mateo, p. 536. 92. Interpreter's Bible. Comentario al evangelio de Mateo, p. 537.
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