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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 233 La respuesta dada por Jesús fue perfectamente captada por la primitiva comunidad cristiana. Posteriormente sería desfigurada o tergiversada innu­ merables veces. Ha prevalecido la tradición de los mayores, vuestra propia tradición, sobre la palabra o mandamiento de Dios. La cuestión del culto y del ritualismo es sólo la ocasión exterior para abordar un punto teológicamente mucho más importante. Teniendo de nuevo delante el v. 15, para ir anticipando los contenidos, diremos que «las cosas del mundo no son impuras, se hacen tales desde el corazón del hombre» o «soy yo el que me separo de Dios, no las cosas»79. II. L a t r a d ic ió n d e l o s h o m b r e s Esta expresión es una designación técnica de algo muy concreto en los tiempos de Jesús. El apóstol Pablo habla de «las tradiciones de los padres» o de los antepasados (Gal 1, 14). De la comparación de este texto de Gálatas con otro de Filipenses (3, 6) se deduce la proximidad de la tradi­ ción, parádosis , con la prescripción, el mandamiento, la ley. En Me 7, 8s la parádosis tiene una gran semejanza y proximidad con el mandamiento, en to lé , y con la palabra, logos , y el texto paralelo de Mateo la hace sinóni­ ma de ley, n om os , (Mt 15, l ) 80. Dichas tradiciones eran las adiciones que se habían ido acumulando a la ley, que figuraban en la tradición oral y que se remontaban o eran atribuidas a conocidos maestros del pasado. De ahí que se hablase de las tradiciones de los padres, de los antepasados, de los mayores. Eran la tradición. Consistía fundamentalmente en una protección de la ley. Para que fuese mejor observada, menos difícilmente quebrantada, se había le­ vantado una cerca en torno a ella, mediante interpretaciones que amplia­ ban los preceptos legales y prescripciones preventivas: para que nadie toca­ se los cadáveres, por ejemplo, teniendo en cuenta que su contacto era causa de contraer impureza legal se prohibía tocar al enfermo muy grave, al que estaba medio muerto (Le 10, 30: la parábola del buen samaritano). Estas prescripciones en torno a la ley no eran la ley misma; ni siquiera se apoyaban en ella; simplemente habían surgido para protegerla. Sin hace es producir hipócritas. Cfr. J. SCHNIEWIND, Das Evangelium nach Markus, Göttingen 1956, 103-104; E. SCHWEIZER, Das Evangelium nach Markus, en DNTD, Göttingen 1975, 79-80. 79. Así se manifiestan Schweitzer y Haenchen. Citados por W . SCHMITHALS, o. c., 343. 80. EWNT III, col. 49.

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