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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 221 amor de Dios? Todo el que odia a su hermano es homicida, y sabéis que ningún homicida posee vida eterna permanente en sí mismo (1 Jn 3, 17s)68. 4.2. El baremo de la lógica divina El amor de Dios y el de Cristo son los ejemplos estimulantes aducidos en la primera carta de Juan en orden a justificar la exigencia del amor mutuo. Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amar a Dios. Esta sería la consecuencia lógica. En su lugar, y para sorpresa nuestra, leemos: También debemos amarnos los unos a los otros. La razón de este cambio sorprendente se halla en que la primera carta de Juan utiliza la lógica divina. Según ella, el amor de Dios encarnado en Jesucristo, tiene que seguir encarnándose en los cristianos. Del mismo modo que el amor de Dios fue activo y se ejerció no sólo en el ámbito del misterio trinitario sino que se dirigió directamente a los hombre, el de éstos debe manifestarse entre sí con una referencia al prójimo necesitado de amor. A imitación de Dios y de Cristo el amor cristiano requiere la dimensión de la alteridad interhumana. La inspiración y la motivación del amor al prójimo lo tenemos en el agápe divino. Otros muchos motivos, como el propio interés que espera algo a cambio, son inadecuados porque contradicen el amor de Dios, que no espera nada a cambio. Lo amable y atractivo del prójimo tampoco es motivo suficiente, ya que el amor cristiano debe dirigirse también a lo no amable e incluso hacia lo evitable, como sería el enemigo (Mt 5, 44-48). Así nos amó Dios a nosotros, siendo enemigos... La necesidad del prójimo es también una buena justificación del amor mutuo. Baste pensar en la parábola del buen samaritano (Le 10, 30-37). No obstante, la necesidad del prójimo como determinante del amor hacia él, es conocida también en las religiones paganas, lo mismo que en el humanismo y en el positivismo. Para que el amor sea auténtico y duradero tiene que existir una justifi­ cación independiente de la realidad humana y superior a ella. Sólo el amor de Dios revelado en Cristo puede inspirar al hombre que haga llegar el amor hasta la necesidad más extrema. La historia nos demuestra que el mandamiento cristiano del amor no tiene precedentes en ninguna otra de­ mostración o manifestación del amor69. 68. A. N. W ild e r - P. W. H o o n , o . c ., 281. 69. K. WENGST, o . c ., 184; R. E. B ro w n , o . c 554.

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