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218 FELIPE F. RAMOS tuando que dicho amor es verdadero, transparente y sincero. También esta interpretación es correcta y tiene sus seguidores. Baste pensar, como fun- damentación de la misma, en el paralelismo entre hechos u obras y verdad, tan característico de la primera de Juan. Hechos y verdad parecen concep tos sinónimos y correlativos. Y es que la verdad, en la primera carta de Juan, hace referencia a la realidad concreta y material. La verdad tiene como criterio de discernimiento el hecho. El amor se realiza y se demuestra en hechos concretos. Solamente así es verdadero y real. 3.a Las dos posibilidades expuestas son defendibles. Mencionamos esta tercera en la que el centro de gravedad es la «verdad»; palabra fundamen tal en el mundo joánico, tanto en el evangelio como en las cartas. La verdad es una categoría conceptual equivalente al Reino o al reino de Dios. Así de fundamental. La verdad designa la realidad divina, la revelación de Dios acogida en el corazón del creyente y expresada en la conducta ade cuada; los hechos, las obras serían fruto de dicha verdad. Acabamos de decir, a propósito de la segunda interpretación, que hechos y verdad son correlativos. Efectivamente lo son, si entendemos así las obras, como fruto de la verdad. Podría hablarse de «los hechos de la verdad». Este es el lenguaje del entorno cultural. Un texto de Qumran dice: «Bendito sea el Dios de Israel en todo su plan salvador y en los hechos de su verdad». Para el autor de la primea de Juan el amor de Dios es una fuerza activa, que debe expresarse en hechos y no en «palabrería vana». El Padre, en el acto supremo de su amor, nos entregó a su Hijo, que es la verdad. Pues bien, nuestros actos de amor demuestran que también nosotros so mos de la verdad: En eso conocemos que somos de la verdad, y nuestros corazones quedarán tranquilos en él (1 Jn 3, 19 ) 64. 3.3. Normativa referencial La exigencia del amor mutuo tiene como esencial punto de referencia la conducta de Cristo. A él debe mirarse como norma. Jesús entregó su vida por nosotros. La entrega de su vida pone de manifiesto la esencia más pura del amor mutuo. Su ejemplo demuestra que el amor auténtico se manifiesta en hechos concretos y en actos heroicos. En este segundo aspec to se halla subyacente la comparación con Caín: No como Caín que, inspira do por el Maligno, mató a su hermano. ¿ Y por qué le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano eran obras justas (1 Jn 3, 12). 64. R. SCHNACKENBURG, Die Johannesbriefe, o. c., 201-204.
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