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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 203 Dios, del que hablan los profetas antiguos, llega al hombre a través de las intervenciones de Dios en la historia. Un descubrimiento singular, porque sitúa al hombre ante la decisión de cumplir su voluntad. Estamos así den­ tro del campo de lo que hemos llamado conocimiento relacional (Ez 20, 19-21). Volvamos a la alegoría del buen pastor. El conocimiento que caracteri­ za al pastor y a las ovejas es un conocimiento relacional, un conocimiento activo que se manifiesta en la relación entre el Pastor y las ovejas, a seme­ janza de la relación existente entre el Padre y el Hijo. En el nivel de Padre e Hijo el conocimiento mutuo se expresa por el amor que el Padre tiene al Hijo (Jn 4, 34; 6, 39; 9, 4). En el nivel del pastor y de las ovejas, el conocimiento mutuo se expresa en el amor del pastor por las ovejas (Jn 13, 1; 15, 12s), y en la confianza y en la fe que las ovejas tienen en el pastor (Jn 10, 26s; 10, 37s). Las ovejas conocen al pastor al reconocerle como tal y seguirle. Los que no creen en él ni en sus obras sencillamente no le conocen. La fe de las ovejas en su pastor se refleja en su adhesión inquebrantable a él y en su seguimiento incondicional (Jn 14, 21. 23s). El conocimiento de Cristo es inseparable del amor. Pero no conocemos al Hijo si, al mismo tiempo, no conocemos al Padre. El conocimiento de Cristo no termina en él mismo. Más allá de él, y a través de él, debe llevarnos al conocimiento del Padre. La perspectiva en la que conocemos al Hijo nos descubre al Padre. El Hijo es el acceso único al Padre. Y este conocimiento adecuado de Cristo se abre desde ahora , es decir, a partir de la resurrección de Jesús (Jn 14, 7). Entonces conocemos al Padre y le hemos visto. Así suenan las palabras de Jesús. ¡La visión de Dios! En nuestro mundo, Jesús es la encarnación, la visualización, del Padre. El Padre no nos ofrece otra figura visible para ser visto, fuera de la que nos ha regalado en Jesucristo. ¿Ver a Dios fuera de Jesucristo? ¡Imposible! El Hijo es la revelación de Dios, del Padre, y quien lo ve así a través de la fe está viendo a Dios. Teniendo en cuenta esta realidad misteriosa la petición del discípulo, muéstranos al Padre , resulta absurda, porque el Padre ya está mostrado, revelado, dado a conocer y comunicado en el Hijo. Conocer a Cristo significa ver, descubrir en él ese «plus» existente detrás de lo que dijo e hizo y más allá de lo que aparentemente fue46. 46. TWNT VI, 212; EWNT III, col. 220-223; H, F ríes , Conceptos Fundamentales de la Teología 77, Madrid 1966, 132.

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