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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 201 en el presente. Depende de mí su aceptación y eficacia en mi vida). La fe cristiana es una realidad envolvente. El primer esfuerzo para llegar al mundo de lo divino es ponerse a la escucha de Dios. La fe es la actitud fundamental de quien deja hacer a Dios, de quien le deja entrar en acción en su vida, de quien está convenci­ do de que no puede ayudarse únicamente desde sí mismo y busca la ayuda en Alguien que le puede echar una mano. Todas las narraciones evangélicas, en las que juega un papel importante la fe, tienen un denominador común: se trata de personas que tienen razón suficiente para la desesperanza. Personas cuya existencia se halla conmovi­ da en sus mismos cimientos, a las que una fuerte resaca ha quitado la arena de debajo de sus pies. Es la resaca de la enfermedad, la necesidad, la limitación, la insuficiencia, el miedo, la angustia, la muerte... ante lo que buscan solidez, algo en qué apoyarse, consistencia para su vida fluctuante. Entonces quieren dejar que Dios entre en acción, se abandonan a él, ponen en él su confianza. Confían en el poder de Dios, en la palabra de Jesús. La expresión tan frecuente en labios de Jesús, tu fe te ha salvado , habla de que la fe hace referencia a toda la persona. No se trata de un acto parcial, sino del movimiento de la vida en una dirección determinada, un estar dirigido a , determinado por , fundamentado en. Poco importa que el complemento de estas afirmaciones sea Dios o Jesucristo. Se trata siempre de la misma realidad. La fe como respuesta nuestra a Dios da seguridad a la existencia o es la existencia misma vivida sobre la única base segura. La afirmación de Jesús todo es posible al que cree , define un aspecto esencial del creer cristiano. La fe afecta a la existencia misma del hombre. Este existe en la medida de su participación en los demás seres, en las cosas, en el Ser mismo. Nuestra respuesta en la fe es participación en el mundo divino. V. L a fe « c iega » La presentación de la fe como un «creer lo que no vimos» no solamente no la hace justicia, sino que la depaupera radicalmente. La fe es inimagina­ ble sin el conocimiento y, consiguientemente, sin la visión. 5.1. La f e y el conocimiento En el sentido teológico, el verbo «conocer» significa llegar a la fe. Pero es necesario subrayar que esta acentuación de la fe o la llegada a la misma

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