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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 195 de Jesús? La cuestión es bastante compleja. La respuesta adecuada a la misma debe distinguir claramente dos aspectos o puntos diversos: Jesús no manifestó, durante su ministerio terreno, la necesidad de creer en é l40. No es menos cierto, sin embargo, que Jesús acentuó la radicalidad de la fe, afirmando su importancia decisiva, de una forma impensable para sus con­ temporáneos. Las afirmaciones sobre el poder de la fe: Díjole Jesús: ¡S í puedes! Todo es posible al que cree (Me 9, 23), y los efectos desproporcio­ nados que consigue con tal de ser, al menos, como «un grano de mostaza» (Mt 17, 19s) fundamentalmente se remontan a él. Otro texto no menos significativo es el siguiente: Os aseguro que si tenéis f e y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que, si decís a este monte: quítate de ahí y arrójate al mar, sucederá así (Mt 2, 21). Estas afirma­ ciones y comparaciones pretenden enseñar que el creyente participa en el poder de Dios; que la fe no es una obra humana, sino el reconocimiento humano de su incapacidad para conseguir algo que sólo puede lograrse mediante la confianza firme en la bondad infinita de Dios y en su poder salvador. Estas mismas enseñanzas se ponen de manifiesto en aquellos textos en los que la eficacia de la fe se vincula a la oración: Por esto os digo, todo cuanto orando pidiereis, creed que lo recibiréis y se os dará (Me 11, 24). En la misma línea tenemos la respuesta del padre que acude a Jesús pidiéndole ayuda para su hijo: ¡Creo; ayuda mi poca f e ! (Me 9, 24). En esta respuesta se nos dice que la fe no es una posesión tranquila y perfecta; se trata, más bien, de un movimiento constante que va de la incredulidad a la fe y de una fe imperfecta a otra más madura. En consecuencia, en la vida de la fe se halla implicada la postura y conducta correspondientes, por parte del hombre, a la oferta que le hace la bondad de Dios. 3.2. Compromiso de todo el ser humano El kerigma que anuncia lo hecho por Dios en Cristo para la salvación del hombre y la fe que lo acepta en humildad y gratitud, comprende funda­ mentalmente toda la dialéctica del funcionamiento del ser humano: el cono­ cimiento de lo hecho por Dios en Cristo (función del entendimiento) y la nueva comprensión del hombre bajo la gracia o desde ella, la aceptación de ese nuevo camino de salud (función de la voluntad, ya que va incluido el 40. El texto que podría aducirse en contra: Y al que escandalizare a uno de estos peque- ñuelos que creen en mí, más le valiera que le colgaran al cuello una piedra de molino de asno y le arrojasen al fondo del mar (Mt 18, 19), y el paralelo es de tipo redaccional. Sería una formulación posterior a la pascua.

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