PS_NyG_1990v037n002p0167_0273

190 FELIPE F. RAMOS el poder salvador de Jesucristo crucificado, y cayeron bajo otro poder, el poder esclavizador de seductores extraños. Pero este poder esclavizador, destructor del evangelio y de la comunidad, es tan fuerte que Pablo supone actuando tras él una fuerza demoníaca. Los gálatas no fueron simplemente convencidos mediante discursos brillantes y convincentes; fueron auténti­ camente seducidos; no cambiaron simplemente sus puntos de vista, sino que fueron fascinados por un poder ante el que cayeron rendidos. Por eso les pregunta Pablo: ¿«quién os fascinó? La acentuación interrogativa del quién expresa una admiración descon­ certada. Se supone que la persona que logró dicha fascinación es descono­ cida. Unicamente se sabe que es alguien enfrentado con la predicación paulina sobre Jesucristo crucificado. El hecho de haber caído de nuevo bajo el poder de la Ley, una vez que habían sido liberados de esa esclavitud por la predicación del Apóstol, se explica únicamente por la actuación del encantamiento y de la mentira. Pablo no sale de su asombro, porque ante los ojos de los gálatas Jesu­ cristo había sido expuesto públicamente34. El Apóstol les presentó pública­ mente a Jesucristo crucificado. Es una formulación sintética de todo el acon­ tecimiento salvífico en sus elementos decisivos. Es el contenido central del mensaje paulino (cuando Pablo habla de la cruz se supone, siempre que no se diga explícitamente, la resurrección. ¿Cómo era posible que, junto a la presentación pública de Jesucristo crucificado, la oferta de la Ley y de sus obras, en orden a la justificación del hombre, hubiese tenido un poder más fascinador que el del evangelio como tal? Pablo no se lo podía explicar. La reacción de los gálatas —símbolo de muchos cristianos— incom­ prensible para Pablo, tiene una explicación lógica desde el baremo de la simple evaluación humana. Frente a la manifestación pública de Jesucristo crucificado , entraban en competencia los dioses paganos, cuyas imágenes y símbolos fastuosos y lujuriantes eran exhibidas en procesiones solemnes. Recordemos el culto de la diosa Cibeles, «la gran Madre», cuyo consorte Atis moría por automutilación al desaparecer la vegetación del otoño. Durante su «semana de pasión» era paseado por las calles de la ciudad y al tercer día se celebraba su «resurrección» como garantía de la propia inmortalidad. Estas representaciones, aparte de ser más atractivas que la 34. El verbo griego (= prografó) indica el anuncio público de una noticia, su fijación en los postes (hoy sería en el boletín del Estado), una propaganda o citación públicas, una promulgación, decreto o edicto. Se refiere Pablo a la proclamación pública que él había hecho de Jesucristo en la presentación del kerigma cristiano. Y pone de relieve el carácter público y ministerial de su predicación apostólica. Al hacerlo así quiere relativizar e incluso ridiculizar la conducta de los gálatas que han sido seducidos o fascinados por un encantador privado que ha actuado entre ellos en secreto.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz