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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 271 «y cosas semejantes». Como dijimos al principio, estos catálogos, por su misma naturaleza, no son exhaustivos. Son un recurso catequético en el que «ni están todos los que son ni son todos los que están». Se trata de enseñar que los que hacen esas o semejantes cosas «no poseerán el reino de Dios (1 Cor 6, 10). En la ilustración catequética se aludía frecuentemen­ te a ellos. Así lo demuestran otras palabras del mismo Apóstol: «...como antes os lo dijimos y os lo hemos recalcado» (1 Tes 4, 6b). Con la enume­ ración, tan prolija a veces, se pretende deducir un principio universal: los que actúan según los impulsos de la carne quedan excluidos del reino de la vida, que es para los que viven según el Espíritu. De este modo, los catálogos de pecados se convierten en una amonestación a caminar según el Espíritu. Como sucinto recorrido por los demás catálogos mencionamos a conti­ nuación lo más sobresaliente de ellos: El de Rom 1, 29-31 se divide en cuatro grupos, aunque el principio de división no se imponga por su clari­ dad: el 1.° tiene como denominador común el mismo final de las cuatro palabras griegas que terminan en «ia». De alguna manera suena igual en la traducción: «injusticia, perfidia, codicia, malicia». El cuarto tiene como denominador común la «a» privativa con que comienza las cuatro palabras. Nosotros lo traducimos por «des»: «desconsiderados, desleales, desamora­ dos, despiadados». El tercer grupo consta de cuatro palabras que pueden emparejarse por razón de su contenido similar: «chismosos-calumniadores, impíos-insolentes, soberbios-fanfarrones, inventores de maldades-rebeldes a los padres». En el segundo grupo, que menciona cinco pecados, si existe algún denominador común, éste es el de la asonancia retórica: envidiosos, homicidas (fzónos, fonos), camorristas, mentirosos, malintencionados147. El de Rom 13, 13 tiene como infraestructura la contraposición del día y de la noche. El cristiano está llamado a vivir con claridad, a la luz del día, y según la luz que es Cristo. Lo contrario, lo prohibido para los cristia­ nos, es caminar en las tinieblas. Probablemente es una alusión a la menta­ lidad de aquellos círculos romanos que pensaban en la licitud de todo aquello que se hacía durante la nochel48. El catálogo de pecados es presen­ tado en tres binomios negativos: «comilonas y borracheras, lujuria y liber­ tinaje (¿alude al vicio de la pederastia, tan extendido en Roma y tan repro­ bado por los judíos?), envidias y rivalidades». 147. O. M ic h e l, o . c ., 69. 148. Opinión del P. Lagrange, citado por O. MlCHEL, o. c., 331.

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