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DESFIGURACION DE LA VIDA CRISTIANA 269 3.° en el NT no tiene un sentido único y preciso: en Fil 1, 17 se aplica a los predicadores que anuncian el evangelio por propia ganancia; a esto se añade en Fil 2, 3 la búsqueda del prestigio o de la fama. Quienes así actúan lo hacen movidos por el egoísmo. El mismo sentido tiene en Rom 2, 8: rechazo de la verdad por egoísmo. Erizeia está en contra de la unidad de la Iglesia e incluye el partidismo camorrista, que es una forma de actuación frecuente de los intrigantes eclesiásticos144. Se refiere a la política de enredos y embrollos, intrigas de grupos o partidos, política egoísta o partidista. Lo más directamente opuesto a la fraternidad y a la unidad de la Iglesia. La sexta palabra, «discusiones», dijostasiai , tiene, entre los autores pa­ ganos, el sentido de lucha y desunión145. Designa, más en particular, la separación, la división, la rebelión producida por los partidos frente a la unidad de gobierno. En el NT sólo aparece aquí, en el texto de Gálatas, y en Rom 16, 17, en su forma de plural, y en conexión con escándalos acerca de la didajé: Os recomiendo, hermanos, que vigiléis a los que promueven «divisiones» y ponen en peligro la enseñanza que habéis recibido. Apartaos de ellos (Rom 16, 17: «divisiones», tas dijostasias). ¿Se refiere a las tenden­ cias judeo-cristianas? Probablemente sí. A continuación menciona Pablo los «cismas», airesis. De las nueve veces que aparece la palabra en el NT, seis corresponden al libro de los Hechos (5, 17: secta-grupo de los saduceos; 15, 5; 26, 5: secta-grupo de los fariseos; 24, 5. 14; 28, 22: secta-grupo de los nazareos). No tiene senti­ do peyorativo hasta el año 70. Designa, en general, un grupo dentro del pueblo de Dios con unas características derivadas de su actitud ante la Torá. No obstante como el autor de Hechos ya no considera el cristianismo como un grupo-secta dentro del judaismo, tales designaciones las pone en boca de los judíos. Tampoco para Pablo el cristianismo es una airesis judía. El utiliza dos veces la palabra con sentido peyorativo: los partidos-divisiones existentes en Corinto y que se manifestaban en la celebración de la eucaristía (1 Cor 11, 18s) y en el catálogo de pecados de Gal 5, 21 como una de las obras de la carne146, con el sentido de «intrigas y divisiones». La segunda carta de Pedro aplica la palabra a la falsa doctrina de los profetas mentirosos, que llevan a la corrupción (2 Pe 2, 1). Dicha palabra designaría muy pron­ to los grupos heréticos y sectas, ya en Ignacio de Antioquía y en Justino. 144. H. SCHLIER, o. c., 253. 145. Ibid. 146. EWNT I, col. 96-97.

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