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84 ANDRES S. ALVAREZ bien común son suficientes»8. Aldous Huxley añade además que la exten sión de esta normativa tradicional a la naturaleza es un imperativo del bienestar del hombre. «A la luz de lo que conocemos acerca de las relacio nes entre los seres vivos y el ambiente inorgánico... es ahora suficientemen te claro que la regla de oro, «no hagas a otro lo que nos quieras que te hagan a ti», se aplica no solamante a los individuos y sociedades humanas, sino también a las otras creaturas y al planeta sobre el que nos movemos. ¿Quieres ser bien tratado por la naturaleza? Comienza tratándola tú bien. La inhumanidad del hombre contra el mundo natural merece la misma condenación que la inhumanidad del hombre contra el hombre»9. Dentro de la tendencia antropológica existe también la inclinación a pensar que la ética actual no es completa, que debe incluir también ciertos principios hasta ahora olvidados o desconocidos. Sin embargo, aun en este caso, no parece que se dé un abandono o rechazo de la normativa tradicio nal como instrumento adecuado para regular nuestras relaciones con el mundo natural. Quizá desde esta perspectiva sea posible conciliar la apa rente contradicción de Leopold cuando define, por una parte, su ética de la tierra como «una ampliación de los límites de la comunidad moral para incluir los suelos, las aguas, las plantas y animales o colectivamente, la tierra» 10y establece en otro lugar el principio de que lo bueno, lo correcto es todo y sólo aquello que «tiende a preservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad biótica» n. Aunque Aiken12no sabe si colocar a Leopold entre el grupo que denomina eco-holista o en el más moderado de los eco-humanistas, parece acertado afirmar que Aldo Leopold nunca cuestionó la validez de la ética tradicional; se lamenta sólo de que la huma nidad no acaba de entender que ha llegado el momento de extenderla a sus relaciones con la tierra. En un sentido semejante habría que interpertar a Bruhn cuando aboga por un cambio de contenido en la normativa tradi cional 13. Para Bruhn esta ética no ha perdido valor; lo que ocurre es que la sociedad ha corrompido ciertos principios morales como la libertad, la independencia, y el derecho de propiedad privada, de tal forma que en vez de ayudar al bien común contituyen con frecuencia un impedimento para 8. Ibid., 42. 9. Citado por Alton A. LlDSEY en «Land Misuse and Land Ethics», en Environmental Challenge, Editado por Wilis H. Johnson y William Steere. Holt, Rinehat & Winston, New York 1974, 236-237. 10. Ibid., 239. 11. Ibid., 262. 12. William AlKEN, Elhical Issues in Agriculture, en Earthbound: New Introductory Es- siiys in Environmental Ethics. Editado por Tom Regan, New York 1984, 247-288. 13. Ibid, 43-47.
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