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RESPUESTA ETICA AL DESAFIO ECOLOGICO 99 Bronowski propone, por el contrario, no una ética de la austeridad, sino de la abundancia. En una época de baja productividad, en que no se podían satisfacer plenamente las necesidades de todos, había que predicar la frugalidad. Hoy, sin embargo, lo que se necesita es predicar una ética de la abundancia, en el sentido de que el primer deber ético de nuestra econo­ mía es satisfacer las necesidades de todos los habitantes de la tierra. El mayor delito moral consiste en que, en una época de abundancia, de exceso de producción de alimentos, haya millones de personas que padecen ham­ bre, y que los recursos económicos se dediquen a construir armas atómicas en vez de ayudar al hombre a vivir mejor68. Aunque Bronowski está en lo correcto cuando afirma que la primera obligación moral de nuestra socie­ dad es satisfacer las necesidades de todos los individuos, sería un error creer que en una economía de la abundancia no hay lugar para la austeridad y la moderación. A pesar de los logros de la tecnología moderna, la voraci­ dad del ser humano impide, con frecuencia, la generación del bienestar. Una ética de la austeridad no es sólo consecuencia de la escasez. Se impone también como instrumento para lograr el bien común de la sociedad. R e l a c ió n h o m b r e - n a t u r a le z a La relación hombre y naturaleza ha seguido desde antiguo dos direccio­ nes diamentralmente opuestas: inclusiva y exclusiva, de inmersión y de transcendencia humana. En la terminología de O’Briant69 la primera di­ mensión, «man a part of nature» corresponde a la visión científica, pues la ciencia, al estudiar empíricamente al hombre, observa que se trata de un animal más, con diferencias no substanciales sino periféricas respecto a los demás animales del universo debidas al grado de desarrollo de los mismos. El origen de la perspectiva dualista del universo, «man apart from nature» lo atribuye O’Briant, siguiendo a White, a la religión, sobre todo a la religión judeo-cristiana, ya que, al colocar al hombre fuera y por encima del mundo natural, lo invita al abuso y a la destrucción ecológica. White, a diferencia de O’Briant, no se contenta con criticar al cristia­ nismo. Cuando se pregunta qué se puede hacer para superar la crisis am­ biental sugiere retomar la visión de S. Francisco de Asís, a quien presenta 68. Jacob BrüNOWSKI, Technology and Culture in Evolution en American Scholar, vol. XLI, n.° 2 (primavera, 19872) 197-211. 69. Walter H. O’Briant, Man Nature and the History o f Philosophy, en Wiliam T. Blackstone (ed.) Philosophy and Environmental Crisis, Athens 1974, 79-89.

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