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98 ANDRES S. ALVAREZ tecnología y en la procreación65. La era de la abudancia ha quedado en el pasado. Los seres humanos deben acostumbrarse a vivir con estrechez y crear nuevos modelos de bienestar basados, no en un consumo compulsi­ vo, en la tendencia a tener más y más, sino en la calidad de vida. Hay signos alentadores de que la preocupación ambiental se está abriendo paso, poco a poco, en el mundo. Se manifiesta en la variedad de movimientos ecologistas que adquieren cada día más fuerza en las nacio­ nes, en la indignación popular provocada por desastres ecológicos que pudieran evitarse, en la negativa de muchos ciudadanos a la proliferación de reactores nucleares, etc. La crisis ecológica ha logrado penetrar en los cuerpos legislativos de varias naciones europeas, preocupar a las multina­ cionales y despertar incluso el interés de los ricos y famosos. Notables artistas del cine, de TV, del deporte y de la canción levantan sus voces en favor de los derechos de los animales, la protección de las selvas y preser­ vación de las especies, o se manifiestan contre el abuso de los pesticidas, las matanzas de focas en Canadá o el daño a la vida marina por los derra­ mes petroleros. Pero uno se pregunta si esas mismas personas estarán dis­ puestas a renunciar a sus pieles de visón, a sus piscinas de agua caliente, a sus consumidores y lujosos Cadillac, Rolls Royce y Lamborghini. La cruzada mundial para salvar el planeta envuelve mucho más que una protesta por los accidentes de Bohpal, Chernobyl o del Exxon Valdez. Conlleva nada más y nada menos que un cambio en nuestro modo de vivir. Tenemos que conformarnos con menos, como dice Rescher, moderar nuestras expectativas y acostumbrarnos a la idea de una disminución en el estandar de vida. Porque la era de la abundacia ha terminado. Nos acerca­ mos, dice Warren Johnson, al final de una época, no al final del mundo, una época que es probable se considere en el futuro no como una meta, sino como una aberración, como una anomalía de la historia humana. Sin embargo «podemos avanzar con tranquilidad hacia una forma segura y sostenida de vida si aceptamos la lógica de la frugalidad» 66. Esto exige, en sentir de Schumacher, resistir la tentación de permitir que nuestros lujos se conviertan en necesidades; más aun, analizar nuestras mismas necesida­ des para ver si pueden ser simplificadas y reducidas; y si no tenemos la fortaleza para hacerlo, dejar de aplaudir por lo menos el tipo de desarrollo económico que está claramente expoliando nuestro planeta, sin miedo a ser denunciados como enemigos del progreso67. 65. Frederick E lder , Crisis in Edén: A religious Study o f Man and Environment, New York 1970, 42. 66. Warren JOHNSON, La Era de la frugalidad, Barcelona 1981, Prefacio. 67. E. F. S chumacher , Small is Beautiful, London, 1973, 36.

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